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ANENTO: UNA EXPERIENCIA EN LA NATURALEZA.
UN PEQUEÑO PARAÍSO EN UNA CÁRCAVA. (Zaragoza)

Desde hace diez años busco un lugar de Naturaleza donde vivir. He buscado en comunidades, los he seleccionado por la belleza de sus paisajes, por su riqueza animal, los he descartado por la insuficiente calidad moral de sus habitantes, por su escaso amor a la Naturaleza, hasta que di con Anento.







En una hondonada, cobijada al Sur por una sucesión de roquedos, se alza el pueblecito de Anento, con su torre orgullosa. Una ojeada y se adivinan los buitres, el cernícalo, el halcón, el roquero, el búho real...; ¿habrán cabras montesas? Estos animales le dan valor a un lugar.





(imagen omitida)


Un amigo me habló de Anento. Buscaba pueblos como yo, y cerca de la laguna de Gallocanta un lugareño le preguntó si había visto Anento. "No lo he visto". Baja y se queda impresionado por sus tierras rojas, por su vega, por los riachuelos, por los bosquecillos de enormes chopos y nogales, por la dulzura de su aislamiento. A la vez tiene buena comunicación.






* A todo un reportaje fotográfico de Anento por Luis Sebastián, para Ibérica 2000... (http://www.iberica2000.org/fotosluis/VerSerie.asp?Serie=ESV) (Enlaces)

Anento acoge al visitante desde su enclaustrada pero espacioso intimidad, desde la hermosa y delicada arquitectura de su oficina de información en la plazoleta con un árbol rendido a los espíritus de la Naturaleza, con sus ramas petrificadas de las que cae suntuoso musgo y de sus barbas se desprende incesante el agua en lluvia, salpicando y cubriendo el extenso musgo, y al lado de la "puerta de los gnomos".

(imagen omitida)


* Imagen ampliada en... (Enlace...)

Las casas se atrincheran en la loma de Anento, bajo un acantilado soberbio lleno de grandes cuevas, y, a lo alto, un castillo como del siglo XIV, con su fachada y foso bien conservados.






Pero lo que hace famoso a Anento en la comarca es el Aguallueve, un roquedo en curva desde el que caen eternamente las aguas por el musgo barbado en el cantil, hacia un estanque, y detrás, las cuevas con estalagmitas. El camino al Aguallueve es maravilloso: primero la vega, amena y pacífica, embrujada por el canto de decenas de aves que encuentran aquí su paraíso, y una senda como de elfos que asciende suavemente entre arboledas, chopos, alamos temblones, nogales y olmos, hasta lo alto. Luego, pasado el Aguallueve trepamos por la dura roca soleada, hasta el inmenso páramo, del que surge a cien metros los restos de un torreón ibero del siglo II antes de Cristo.

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Caminamos ahora en dirección contraria hacia el castillo, y José Miguel me dice: "¡que bueno si aquí hubieran cabras montesas", pues la orografía las invita, pero no bien acabada la frase, "¡Mira!", ... ¡ahí estan!: un rebaño de unos nueve individuos, que huyen de nosotros, liderados por un macho de buena cornamenta, que deja pasar a sus compañeras y se nos queda vigilante, mirándonos.

Al día siguiente, tuvimos un encuentro con el alcalde, Enrique, que nos explica que entró a este pueblo hace 22 años, y que la oficina de información, estilo casi Gaudí, la hizo él. Más tarde un aldeano nos dirá que, en su época, el pueblo llegó a estar habitado solo por una persona, todos se habían ido, pero al ver que resurgía, algunos regresaron. Hoy tiene unos 80 habitantes.

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Hablamos en la oficina de los ordenadores -el pueblo dispone de 17 de ellos-, y además del paisaje y de la Naturaleza nos llama la atención que las obras no paren: el pueblo sigue haciéndose, aquí hay un apuesta por él. Nos informanos de muchas cosas, interesantes, como la relación de Anento con Ricardo Corazón de León, y expresamos nuestro deseo es hacer aquí cosas en favor de la Naturaleza y de la cultura. Enrique es dialogador, me parece buena persona, abierto y tolerante, lo cual hace de él una rareza en este mundo de locos. Lo que siempre nos ha interesado parece que pueda perfectamente ayudar a la prosperidad del pueblo, y la posiblidad de esa unión de esfuerzos es el mejor recuerdo que nos llevamos junto con sus paisajes y el amor de un alcalde a la bondad y a la naturaleza. Anento es una aguja en un pajar.


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alojados desde Ibérica 2000:



* Por los rincones de Anento... (Campos de Daroca) (Enlaces...)
* Lagunas de Gallocanta, la Zaida y Guialguerro.
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* Por el valle del Jiloca, en Teruel.
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* En ruta a Albarracín, Valle del Jiloca y Gallocanta.
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* Enlace a la Web del municipio de Anento... (No te la pierdas...)

>> Autor: El Mensaje de Félix (20/03/2010)
>> Fuente: Miguel Pou


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