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La conquista cristiana de la ciudad de Daroca.

(4460)

COMARCA DEL CAMPO DE DAROCA. ZARAGOZA. (ARAGÓN)
Revisando en la biblioteca de Daroca el libro de su historia de la mano de José Luis Corral de Lafuente, intento comprender mejor las vistas que se pueden tomar de la ciudad. Muchas veces pasé por su antigua carretera nacional hacia Zaragoza desde Valencia, pero nunca me detuve a recorrer sus calles.







El señorío de Daroca (1120-1248)
Conociendo mejor los detalles de su historia, tanto musulmana en la fundación de la ciudad, como cristiana posteriormente por su conquista, podemos aprender identificar mejor cada detalle, a saborear mejor los paseos por sus calles arropados por la majestuosidad de su recinto amurallado, una vez crucemos su impresionante puerta Alta o Baja.


(Imágenes de Ibérica 2000 - Septiembre 2010)
Imagen de la entrada por la parte Alta a la ciudad de Daroca.


Si regresamos al año 1104 (a principios del siglo XII) recordemos que accede al trono de Aragón Alfonso I, el Batallador. Una vez que quedaron resueltos los problemas matrimoniales que le obligaron a intervenir en Castilla por su boda con la reina Dña. Urraca, este rey fijó toda su atención en la conquista del valle del Ebro y de las sierras ibéricas.

Alfonso I sitiaba y ocupaba Zaragoza en el año 1118, y desde allí ascendía por el Ebro y conquistaba Tudela y la ciudad de Tarazona entre enero y mayo de 1119. Ya en la primavera de 1120 ya preparaba el asedio a Calatayud y en mayo estaba a sus puertas. La batalla entre el batallador y los almorávides en el camino a Valencia se produjo en Cutanda, en las cercanías de Calamocha, el 17 de junio de 1120, y el 24 de junio los almorávides entregaban a los aragoneses completamente las ciudades de Daroca y de Calatayud.


Imagen tomada desde el recinto del castillo de la Judería.


Todo el año de 1120 lo pasó en Batallador en tierras de Daroca y Calatayud, y al año siguiente se ocupó de restaurar las diócesis recién conquistadas, asegurando la zona del Jiloca, llegando sus conquistas hasta las poblaciones de Singra y Cella, donde entonces quedó el límite de frontera con los musulmanes. En Monreal del Campo, y para defender el camino árabe hacia Zaragoza creo la Milicia de Cristo, orden militar dependiente del Santo Sepulcro.

En 1134 Alfonso I moría sin sucesión, con lo cual el reino de Aragón quedaba en crisis política sin precedentes, que legaba todos los dominios del rey a las órdenes militares. Y las tierras del Jiloca hasta Daroca volvieron a caer en manos musulmanas. Alfonso VII, rey de Castilla volvió a recuperar los dominios del Jiloca, pero el mayo de 1135 este rey entregaba el reino de Zaragoza a García Ramírez, que había sido elegido rey de Navarra al morir el Batallador. Entretanto, Ramiro II el Monje, había tomado el trono de Aragón
En 1137 el rey Alfonso VII rectificaba su decisión y entregaba el reino de Zaragoza a Ramiro II.


Detalle de una de las torres sobre la puerta Baja. s. XV


Alfonso I inició en 1124 una campaña de repoblación de las tierras de Daroca y concedió tierras a nuevos colonos en Cariñena y en Cella. Las tierras de Daroca y Valencia estaban prácticamente despobladas y era necesario fijar población para asentar las conquistas. La atención principal la recibió Daroca, y en 1129 a la villa de Caseda se le concedió el fuero de Daroca, similar al de Calatayud.

Ramiro II acudió a Daroca en 1134 para asegurar la frontera porque la despoblación en el valle del Jiloca, Singra, Cella y Monreal si fue importante. La frontera era un lugar dudoso para el asentamiento de los nuevos pobladores traídos de todas las partes de Iberia, por lo que se concedieron especialmente libertades a aquellos que se asentaran en estos territorios de Aragón inseguros como Daroca.


En 1140 las tierras de Aragón y expresamente las de Daroca se entregaban a Ramón Berenguer IV, y con ello el conde de Barcelona podía proceder con toda la legalidad jurídica sobre la ciudad. El instrumento decisivo para ello fue la concesión del fuero de 1142. En el que se impartían leyes y prioridades que daban un atractivo para asentarse en su entorno a los nuevos colonizadores: la defensa de la propiedad privada, castigando con dureza los delitos contra ella; la equiparación jurídica de todos los sectores sociales (pero esta aseveración debe ser matizada: el fuero no implica la igualdad social, sino la igualdad judicial; sigue habiendo caballeros y siervos. El fuero protege a los vecinos de los abusos que podían cometer los caballeros y los nobles), lo que suponía la primacía de las actividades comerciales y "burguesas" frente a las aristócratas y "feudales", alcanzando además a las minorías religiosas (mudéjares y judíos); el desarrollo económico, mediante normas rígidas para mantener la paz social; la fijación de población en la zona, protegiendo a la familia con disposiciones especiales; y finalmente dotar a Daroca de una organización municipal y de unos instrumentos jurídicos a sus oficiales para organizar política y administrativamente su territorio. Se prohíben en Daroca la existencia de palacios, que no sean el del rey o el del obispo.



Puerta Alta. Imagen tomada desde el interior.
A la izquierda la fachada restaurada de la iglesia y convento de las Escuelas Pías,
perteneciente a la remodelación que tuvo la ciudad en el s. XVIII. (Año 1731)


En 1731 se fundaba en Daroca el colegio de Escuelas Pías, bajo la advocación de Santo Tomás de Aquino. Desde entonces el colegio de los escolapios sustituyó al estudio fundado en la Edad Media y al colegio-seminario de gramática y hasta 1970 en que abandonaron la ciudad en pésimas condiciones, fue el principal centro educativo de la ciudad y de su comarca.

El fuero de Daroca se constituía en matriz de otros muchos fueros de las legislaciones aragonesa y castellana, convirtiendo la zona del sistema ibérico en "tierra de libertad" en medio de una Europa donde dominaba la opresión señorial sobre los siervos. Y a Daroca se le asignaba en el fuero un amplísimo término, el más amplio de los concedidos hasta entonces en Aragón.








Fachada y puerta principal de la iglesia de Santa María, ampliada a finales del siglo XVI.


Desde mediados del s.XV se habían realizado una serie de obras en la Colegial como la puerta del Perdón y la torre del campanario, y en el interior la capilla de Los Corporales, entonces altar mayor. Sus alrededores habían comenzado a urbanizarse a comienzos del s. XVI; en 1516 se derribaban algunos corrales que estaban junto a la iglesia y se construía una plaza nueva, la cual era empedrada inmediatamente; esta plaza debe corresponder al espacio que hoy existe junto a la puerta del Perdón. La iglesia fue la obra de Mayor envergadura que se hizo en la ciudad durante el s. XVI, junto con la de la Mina, que era el túnel para desviar las aguas de lluvia para que no pasaran por la barrancada de la Fondonera, lo que es la calle Mayor hoy, que va desde la puerta Alta a la Baja.

En octubre de 1177, Alfonso II creó una villa en una aldea llamada Teruel, concediéndole un fuero propio que tomaba los términos desgajándoselos a Daroca; toda la mitad sur del territorio concedido a Daroca en su fuero, era incorporado al de Teruel.


Torre del campanario en la iglesia de Santa María.


La concesión del fuero a Daroca en 1142 suponía convertir a la villa en cabeza de un amplio territorio, en el centro rector y administrador, sobre el cual actuaría como una auténtica "señora feudal", con plena jurisdicción sobre las aldeas. El concejo de Daroca era pues la expresión jurídica y pública del colectivo de sus ciudadanos, los cuales, reunidos en asamblea, componían el órgano soberano de la villa y de su término.
En 1255 el rey Jaime I entregaba la "honor", que eran los poderes absolutos de todas las propiedades y derechos que el rey tenía de Daroca y de sus territorios, a Alvar Pérez de Azagra, uno de los personajes más poderosos de toda esta frontera.

Los asuntos religiosos de Daroca.
Lo religioso en Daroca adquirió una extraordinaria importancia. Es evidente que todas las noticias sobre persecuciones de los emperadores romanos a los hombres de Daroca son fabulaciones sin fundamento, pero son a su vez un indicativo de la importancia que se concedía a la religión en la ciudad. No hay datos que permitan documentar la presencia de mozárabes en Daroca durante el dominio musulmán, tan sólo la existencia cerca de ella de la iglesia de Abaruniya, de la que tampoco han podido encontrarse restos.

Tras la conquista y con el fuero se procedió con rapidez a la construcción de templos para el culto cristiano. En 1232 las parroquias que aparecían en Daroca eran 10. Posteriormente y con los años fueron suprimiéndose algunas, y la iglesia de Santa María consiguió una cierta preeminencia sobre las demás, lo que dio origen a lo largo de la historia de Daroca a numerosas polémicas entre clérigos de las distintas iglesias con los de Santa María.

En 1377 se reconocía públicamente y expresamente la supremacía de esta sobre las demás de la ciudad, al ser elevada a rango colegial, decisión ratificada por el propio Papa Benedicto XIII. En 1205 el propio obispo de Zaragoza concedía los pagos de las iglesias de las aldeas de Daroca según su importancia. Sólo desde este presupuesto de la asignación de las décimas y primicias concedidas a algunas aldeas a las distintas iglesias de Daroca, puede explicarse el extraordinario desarrollo que tuvieron algunos edificios religiosos.

Además de las parroquias, desde el siglo XII se asentaron en Daroca las órdenes militares de templarios y hospitalarios. Los templarios se instalaron en dos conventos, uno que luego será el de San Francisco, cerca de la puerta baja de la ciudad de Daroca, y otro cerca de la aldea de Retascón, que luego será ermita de Santa Quiteria. Los hospitalarios son establecidos junto a los muros de la iglesia de Santa Lucía.

Queda claro que la presencia de la iglesia en Daroca desde el s.XII iba a tener una enorme intensidad, condicionando en gran medida la vida de la ciudad en todos los aspectos, desde el urbanístico, con la construcción de numerosos edificios religiosos, hasta el económico, social e ideológico, por lo que tenían en sus manos la dirección de la enseñanza y la formación intelectual, con gran parte del potencial económico, debido a las numerosas rentas que recibían las parroquias y las constantes donaciones que a ellas se entregaban.


Detalle sobre la puerta del Perdón, en la iglesia de Santa María s.XV.

(De la antigua iglesia medieval tan sólo se conservó el ábside románico y una ventana del s.XII y la puerta del Perdón con la torre del s.XV. La puerta del Perdón, que había sido la entrada principal y la capilla de los Corporales que constituían el Altar Mayor, quedaron como laterales. El claustro y algunas casas se derribaron para la ampliación de la iglesia).

Debido al elevado número de iglesias, hospitales y conventos que había en la ciudad, un alto porcentaje de la población era de condición eclesiástica. No formaban un grupo homogéneo ya que su condición era muy diferente. Algunos recibían una paga incluso para vestuario. En 1387 había hasta 66 clérigos, lo que suponía el 3% de la población, a los que había que añadir los monjes de los conventos con lo que la totalidad era el 6% de la totalidad de la población de la ciudad, que vivían a expensas de la otra.

Destacaremos que los clérigos de Daroca, al igual que la mayor parte, durante los siglos XIII y XIV, tenían un alto grado de corrupción. Algunos participaban en las luchas que se produjeron en Daroca entre bandos rivales. Un elevado porcentaje tenía concubinas públicamente declaradas, en número creciente según la capacidad económica del clérigo. Alguno tenía hasta varias. Estas mujeres eran solteras o casadas que se habían amancebado con los curas tras abandonar a sus maridos. No era infrecuente que estos tuvieran hijos con ellas. Ni los obispos en sus visitas que realizaban desde Zaragoza, pusieron trabas a este tipo de vida del clero. Nada cambiará hasta bien entrado el s.XVI.


La portada principal del la iglesia de Santa María se contrataba en 1602, donde queda representado el presunto "Milagro de los Corporales".



El episodio de los Corporales de Daroca.
Probablemente sea la causa de los Corporales por lo que la ciudad de Daroca es más conocida, además ha sido el presunto "Milagro de los Corporales" el que ha hecho escribir más páginas sobre la ciudad.

Desde la repoblación de la ciudad en 1142, se convirtió en uno de los puntos de apoyo más fuertes y fieles a la corona en la ocupación y conquista de nuevas tierras musulmanas hacia el sur. Tras ocupar Valencia se firmaron treguas entre cristianos y musulmanes, las cuales al parecer no se respetaron.

A principios de 1239 las milicias de Daroca, Teruel y Calatayud, quizá en la búsqueda del botín que proporcionaba la guerra contra los musulmanes, cruzaron el río Júcar que servía de demarcación límite de las treguas firmadas con los árabes, y sitiaron entre otros, el castillo de Chío, junto al monasterio del municipio de Llutxent cerca de Pinet. Se dice que junto a este castillo se produjo una batalla que la datan el 29 de febrero de 1239, en la cual los cristianos salieron victoriosos.
* Monasteri de Llutxent en la Vall d´Albaida (Valencia)... (Enlace...)

Y posteriormente a la batalla el clérigo de Daroca desenvuelve las hostias guardadas en un paño antes de la batalla y las descubre en sangre. Se decide colocar este paño "Los Corporales" tras diversos sorteos para ver qué ciudad guardaba esta reliquia y finalmente colocadas sobre un burro que se soltó libremente, fueron llevadas hasta la ciudad de Daroca.

Esta narración extraída de la "Carta de Chiva", que envió el concejo de Chiva en 1340 al concejo de los canónigos de Santa María de Daroca, cien años después del suceso, se ha visto modificada por algunos relatos posteriores, que en función de dar mayor énfasis literario al relato, introdujeron una serie de modificaciones que se han ido modificando a lo largo del tiempo, añadiendo más leyenda al suceso.

El episodio de los Corporales se enmarca de lleno en la enorme proliferación que durante los siglos XII y XII tuvieron los hechos milagrosos.
Había que demostrar que Dios estaba con los cristianos en su lucha secular contra los musulmanes; en unas ocasiones se inventaba la aparición de la Virgen para fundar iglesias, conventos o monasterios, en otros casos era San Jorge o Santiago quienes intervenían en el campo de batalla peleando al lado de los cristianos y venciendo a los musulmanes. En el caso de los Corporales de Daroca parece claro que se trata de inyectar moral de victoria, a través de un hecho milagroso, a unos combatientes cristianos que se habían adentrado en territorio musulmán en busca de botín y que se vieron cercados en el cerro donde se refugiaban por unas partidas de moriscos a los que consiguieron derrotar.

Sin entrar en debatir la autenticidad del milagro, para lo que sería necesario un análisis químico de las hostias que se conservan en la iglesia colegial de Daroca, lo auténticamente cierto es que la ciudad vivió desde entonces con gran intensidad en torno a los Corporales, que poco a poco se fueron convirtiendo en un símbolo más universal y en su principal elemento de identidad.

Daroca fue creciendo rápidamente hasta convertirse en la primera mitad del siglo XIII en uno de los núcleos más poblados de Aragón. Este crecimiento se refleja en el número de parroquias que tuvo la ciudad, recordemos que hasta diez en 1232 que se fueron eliminando a 7 y posteriormente a menos por los intereses de la época. En datos que aparecen de 1230 la cifra podría ascender a cerca de 4000 entre mudéjares, clérigos y judíos. La cifra más alta de su historia.


La repoblación de la villa de Teruel y la extirpación de territorio concedido al fuero de la villa de Teruel en 1177
supuso por lo visto la marcha de muchos darocenses a la nueva villa fundada por Alfonso II, pero se siguió creciendo.


Y la ocupación de Valencia en el año 1238 siguió cebándose en la población de Aragón a mediados del s.XIII que acabó frenando ese crecimiento demográfico de Daroca, iniciándose un lento pero constante descenso.
Muchos habitantes de Daroca se alistaron en los ejércitos que se crearon para la conquista de Valencia ya que se les prometían tierras y casas.

También influyó en este descenso de población -a la mitad-, la entrada de pestes, hambre por años de malas cosechas. La Peste Negra que azotó a toda Europa a mediados del siglo XIV, a causa de una serie de años de malas cosechas y a una crisis económica general, se presentó en Daroca en el verano de 1348 y pese a que no fue tan dañina como en otros lugares, acabó por debilitar a la población. A esta epidemia se sumaron las bajas producidas por la guerra de los Dos Pedros, entre 1356 y 1369. Como dato diremos que era grave el índice de despoblamiento que se estaba produciendo, ya que en 1414 el censo marcaba 2000 habitantes en Daroca. Y en 1495 tenía 1800 habitantes.


Libros de interés que os recomendamos:
(Disponibles en la biblioteca de Daroca-Casa de la Cultura)
biblioteca@daroca.es - Telf. 976 800 431

* Historia de Daroca.
Por José Luís Corral Lafuente.
Centro de Estudios Darocenses de la Institución "Fernando el Católico". 1983.
* Guía de Daroca. Una ciudad amurallada llena de historia.
Editada por Prames. Mayo 2000.
Textos de: Mª Carmen García Izuel y Pascual Miguel Ballestín.

* Centro de Estudios Darocenses... (Enlace...)


Artículos y reportajes relacionados, desde Ibérica 2000:

* Un paseo por la ciudad de Daroca. (Enlaces...)
* La nueva ciudad de Daroca, a partir del año 1142.
* Historia y documentación de la ciudad de Daroca.
* Los siglos de dominio musulmán en Daroca.
* La Ciudad de Daroca y su entorno. (Videos...)
* Los orígenes de Daroca en la época musulmana.

* De Báguena a Daroca… en bici.
* Desde Luco de Jiloca a Báguena.
* Desde Calamocha a Luco de Jiloca.
* Lagunas de Gallocanta, la Zaida y Guialguerro.
* En ruta a Albarracín, Valle del Jiloca y Gallocanta.
* A Gallocanta desde el Jiloca…
* Por el valle del Jiloca, en Teruel.
* Desde Calamocha por el Poyo del Cid, a Tornos (Gallocanta)

* Por los rincones de Anento... (Campos de Daroca)
* Ruta circular Anento-Arguilay-Anento, en Bici.
* Mercado de Anento.

Insertado por: Ibérica 2000 (01/09/2010)
Fuente/Autor: Equipos de Ibérica 2000, en Aragón.
 

          


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