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Marcharse para no volver

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NUESTRAS PROPIAS SOLEDADES
-Hemos desarrollado una especie de “señoritismo” prepotente e inservible, que nos conduce a ninguna parte. El “señorío” se lleva innato cuando se nace, después, y más tarde, a hay que cultivarse: hablando y actuando sin ser servil a nadie ni a nada.

-Parece ser que existe el efecto dominó en relación con los suicidios: toco una ficha y todas ellas–en número de veintiocho–se precipitan sobre la mesa de las desdichas. Es un ahecho Es un hecho real comprobado una y mil veces, en España nuestro país. Pues, sí, existe el triste mundo de los suicidios: En España y a nivel mundial. Desastrosa situación social, diría yo, la que pulula... por los mundos de Dios. Es muy alarmante la cantidad de personas, que se suicidan, y, en gran número las primeras son siempre jóvenes.

¿Involución social? Quizá hay una epidemia de depresiones, que terminan en suicidios, y que, muchas veces, son impredecibles. No obstante las primeras y los últimos guardan entre si una relación de causa a afecto. Es muy tiste morir, pero más triste es ¡morir joven!

Uno se pregunta el porqué no hay más información respecto a este mundo triste–de marcharse para no volver–, empleando el sistema mutilativo, y casi siempre con resultado final de muerte brusca, del “suicidio”. Y es que realmente, y en la actualidad, están suicidándose los jóvenes: muchos chicos y chicas, más que los que realmente pensamos. Hoy por hoy los jóvenes consumen drogas–cocaína, anfetaminas, drogas de diseño, anfetaminas–, son protagonistas de separaciones matrimoniales (incluyo las uniones de parejas sentimentales de distinto o del mismo sexo, que no constituyen matrimonios), poseen principios religiosos exacerbados e intransigentes que anulan sus propias voluntades...Pero ¿qué esta pasando en nuestra social actual? Entiendo que existe una incomunicación total entre hijos y padres.

Poco o nada se publica en España sobre suicidios:
–De 3 a 6 años chicos y chicas ya sufren ansiedad.
–Las adolescentes embarazas son proclives a suicidarse.
–Se cifran en 1,5 millones los niños (ellas y ellos) de padres separados o divorciados.
–Aproximadamente mil personas fallecen cada día por suicidio en todo el mundo.
–En ciudades con Barcelona o Madrid–grandes urbes españolas–, se realiza un suicidio diario.
–Se cree que la depresión, como en general cualquier tipo de trastorno psíquico–si incluimos el alcoholismo y las toxicomanías–es, sin duda, el motivo o pretexto último de la mayoría de los suicidios. Y es que de la depresión al suicidio se pasa en escasos instantes de tiempo.
–Según estudios al respecto, y para 20020, se espera que la depresión sea la segunda causa de muerte en el mundo.

En cierto modo, nadie, ninguno de nosotros hemos criado hijos de y para la muerte, que conlleva el suicidio voluntario.


(Suicidios colectivos han existido desde los más remotos tiempos hasta nuestros días. Los numantinos en el año 133 a. C., encontrándose cercados y agotados de hambre por las huestes de Escipión Emiliano, optaron por quitarse la vida antes de caer en manos de los romanos. Otro caso de suicidio colectivo histórico lo protagonizaron los más de dos mil quinientos Kamikaces japoneses que, haciendo de torpedos humanos, entregaron su vida por su patria. Dieron a entender al mundo entero que su acción fue un acto de altruismo, aunque todos entendemos que resultó ser un acto de puro fanatismo, y quizá con sospechas... no demostradas de que estos soldados habían ingeridos drogas (?) con anterioridad a sus acciones bélicas. Estos soldados y todo aquel que se suicida cometen el mayor de los delitos: el suicidio.

No debemos olvidar ni por un momento que, actualmente, existe también el suicido infantil. Hoy por hoy es tres veces más frecuente que hace cuarenta años. Los jóvenes al tocar con sus manos la adolescencia el problema se agrava notablemente.

Estos hechos los podemos comprobar sobre todo en los Estados Unidos de América. Vemos con frecuencia que existen causas que lo favorecen: el fracaso escolar, el abandono por parte de sus padres, hijos de padres separados o divorciados y, desde luego, son proclives al suicidio aquellos jóvenes que han pasado su infancia en hogares rotos en el terreno afectivo. Vivimos un mundo falso, diría yo, en el que tan sólo existe el “aquí y ahora”. Para prevenir que el/la joven se suiciden, ha de fomentarse un buen entendimiento y comunicación entre padre-madre-hijo.


Pues bien, en los momentos actuales nos encontramos con el nacimiento de unos grupos de personas con una misma doctrina religiosa o filosófica, que se constituyen en discípulos de un “Mesías”. Este ser mesiánico maneja a sus prosélitos, llevando a cabo un verdadero “lavado_de_cerebro” que termina por anular sus voluntades y entendimientos; los convertidos se convierten en jenízaros , en sentido figurado, seguidores de una causa e inclinados a cometer cualquier clase de hechos delictivos. Otro conjunto de personas, aun cuando no cometen hechos delictivos, entregan su dinero, hace votos de castidad y, en muchos otras ocasiones, abandonan sus hogares, entregándose en cuerpo y alma a la causa. He aquí como nacen las que hemos venido en llamar “sectas”.)


Malo, muy malo es silenciar estos hechos que están pasando: Los silencios martillan nuestras mentes, y de tal manera, que a manera de volcanes latentes–en instantes–expulsan por sus cráteres miles de sentencias de muerte: lava, gases, piedras..., y miles de muertes.

Tales son las causan que conducen a las depresiones que, quizá, nuestro mundo actual–formas de vivencias–están propiciando el desencadenante de esta terrible enfermedad.

Puede ser que no encontremos sentido al modelo de familia actual–habló de la española–,puede ser que nuestros chicos/as carezcan de ideales hoy por hoy–porque no se los hemos dado–, puede ser que la comunicación y el dialogo–entre todos nosotros–estén muertos en el interior de paredes de nuestras propias soledades...

Preguntado un menor de 14 años el porqué se hallaba tan inquieto y desconcertado en relación con sus estudios, contesto: “(...) Hay tantas causas...Pero es que, realmente, no entiendo el porqué no puedo cenar con mis padres separados. Concretamente: El día de Nochevieja o el de Navidad”.

Hemos desarrollado una especie de “señoritismo” prepotente e inservible, que nos conduce a ninguna parte. El “señorío” se lleva innato cuando se nace, después, y más tarde, a hay que cultivarse: hablando y actuando sin ser servil a nadie ni a nada. “Señoritismo–escribe A._Machado–lleva implícita una estimativa errónea y servil, que antepone los hechos sociales más de superficie–signos de clase, hábitos e indumentos–a los valores propiamente dichos, religiosos y humanos.”

Mas entiendo–estoy ampliamente convencido–, que las ideas políticas de un hombre son sus hechos.

La Coruña, 5 de septiembre de 2008
© Mariano Cabrero Bárcena es escritor

Insertado por: Mariano (07/09/2008)
Fuente/Autor: -Autoría propia/ Mariano Cabrero Bárcena
 

          


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