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Falsa y peligrosa "solidaridad" de las multinacionales

(3580)

LOS GOBIERNOS ESTÁN A MERCED DEL DINERO...
La ecología si no es revolucionaria no es nada, constituyendo un simple adorno para "consumo" de ingenuos y despistados. Si uno carece de planteamientos radicales, nunca va a lograr un mínimo estado de coherencia personal y colectiva, sufriendo todo tipo de desengaños, tristezas, decepciones... ¡El consumidor puede y debe informarse!







* Ejerciendo el deber sobre el "ART 45" de la Constitución Española... (Enlace a artículo-audio...)

Sin lucha política organizada y activismo social constante y revolucionario, todas las campañas de sensibilización "ecológicas" (¡qué gran farsa!), todas esas burdas, absurdas e inútiles campañas de creación de "hábitos saludables" no sirven de nada, pues los verdaderos y grandes conflictos y destrucciones contra la naturaleza avanzan y se consolidan, gracias a nuestra ingenuidad y a nuestra enorme capacidad para tragarnos las trolas y anuncios de nuestros verdugos, de los grandes manipuladores, de los amos del mundo, esos que mientras fomentana una guerra te venden una pegatina solidaria contra el SIDA y a te roban unos euros favor de los refugiados, a favor de las víctimas de las guerras, esas lucrativas guerras que ellos mismos "crean"...

Chico Mendez, el obrero del caucho, asesinado en Brasil era consciente de lo mismo que yo ahora intento expresar aquí con un simple ejemplo: todo eso del reciclaje es una estupidez, pues no hay ningún interés oficial, real y público de los gobiernos, ayuntamientos, empresas... por crear sistemas generales para equilibrar y armonizar el crecimiento y el desarrollo en todas sus manifestaciones. Mientras exista una sociedad basada en el capitalismo, es imposible luchar contra el cambio climático, pues todo lo que se hace y se dice en las tontas campañas de "concienciación seudo-ecologista" es tan insuficiente y aberrante como pretender destruir un tanque tirando besos al aire...

Los tanques se destruyen con otras metodologías, con otras "armas". Y si no atacamos desde la raíz los problemas, si no conocemos y destruimos las causas de los problemas, no vamos a resolver nada nunca, produciéndose una lógica decepción en un breve plazo, pues los efectos del terrorismo capitalista se hacen cada día más visibles y nos afectan a todos, incluso a los que creemos vivir en el Primer Mundo, por mucho que los intoxicadores y manipuladores oficiales, a sueldo de Bush y sus sicarios, intenten camuflarlos.

La ecología si no es revolucionaria no es nada, constituyendo un simple adorno para "consumo" de ingenuos y despistados. Si uno carece de planteamientos radicales, nunca va a lograr un mínimo estado de coherencia personal y colectiva, sufriendo todo tipo de desengaños, tristezas, decepciones... Conocer las causas, lograr un diagnóstico en base a la exploración, indagación permanente, análisis constante... para así intentar obtener herramientas que permitan un cambio significativo y evaluable, es la clave, la verdadera "arma" esencial de todos los que nos presentamos como RADICALES.


Las correctas campañas de ciertas empresas y ONGs, crean grandes problemas nuevos, dado que olvidan que hay que atacar las causas y crear verdaderos proyectos de participación horizontal y directa...

No se combate el cambio climático poniéndose una pegatina un día al año y tirando el bote de cerveza en el contenedor, pues los responsables directos de la gran degradación siguen destruyendo y generando pobreza, desigualdad, injusticia en ese mundo que no vemos, en esa tierra que no vamos a ver nunca, pues no figuran en los ITINERARIOS TURÍSTICOS DE NINGUNA AGENCIA DE VIAJES.

La mayor parte de los habitantes del planeta no saben nada de reciclaje, pues es una moda creada por algunos avezados expertos en lavar conciencias de forma superficial.

LQSomos.
Antonio Marín Segovia. Agosto de 2007
“VALENCIA AMABLE”


Cuatro frases que hacen crecer la nariz de Pinocho.
Un texto de Eduardo Galeano:

1.- Somos todos culpables de la ruina del planeta.
La salud del mundo está hecha un asco.
-Somos todos responsables-, claman las voces de la alarma universal, y la generalización absuelve: si somos todos responsables, nadie lo es. Como conejos se reproducen los nuevos tecnócratas del medio ambiente.

Es la tasa de natalidad más alta del mundo: los expertos generan expertos y más expertos que se ocupan de envolver el tema en el papel celofán de la ambigüedad.

Ellos fabrican el brumoso lenguaje de las exhortaciones -al sacrificio de todos- en las declaraciones de los gobiernos y en los solemnes acuerdos internacionales que nadie cumple.

Estas cataratas de palabras -inundación que amenaza convertirse en una catástrofe ecológica comparable al agujero del ozono- no se desencadenan gratuitamente.

El lenguaje oficial ahoga la realidad para otorgar impunidad a la sociedad de consumo, a quienes la imponen por modelo en nombre del desarrollo y a las grandes empresas que le sacan el jugo. Pero las estadísticas confiesan. Los datos ocultos bajo el palabrerío revelan que el 20 por ciento de la humanidad comete el 80 por ciento de las agresiones contra la naturaleza, crimen que los asesinos llaman suicidio y es la humanidad entera quien paga las consecuencias de la degradación de la tierra, la intoxicación del aire, el envenenamiento del agua, el enloquecimiento del clima y la dilapidación de los recursos naturales no renovables.

La señora Harlem Bruntland, quien encabeza el gobierno de Noruega, comprobó recientemente que si los 7 mil millones de pobladores del planeta consumieran lo mismo que los países desarrollados de Occidente, "harían falta 10 planetas como el nuestro para satisfacer todas sus necesidades". Una experiencia imposible. Pero los gobernantes de los países del Sur que prometen el ingreso al Primer Mundo, mágico pasaporte que nos hará a todos ricos y felices, no sólo deberían ser procesados por estafa. No sólo nos están tomando el pelo, no: además, esos gobernantes están cometiendo el delito de apología del crimen.

Porque este sistema de vida que se ofrece como paraíso, fundado en la explotación del prójimo y en la aniquilación de la naturaleza, es el que nos está enfermando el cuerpo, nos está envenenando el alma y nos está dejando sin mundo.

2.- Es verde lo que se pinta de verde.
Ahora, los gigantes de la industria química hace su publicidad en color verde, y el Banco Mundial lava su imagen repitiendo la palabra ecología en cada página de sus informes y tiñendo de verde sus préstamos. "En las condiciones de nuestros préstamos hay normas ambientales estrictas", aclara el presidente de la suprema banquería del mundo.

Somos todos ecologistas, hasta que alguna medida concreta limita la libertad de contaminación. Cuando se aprobó en el Parlamento del Uruguay una tímida ley de defensa del medio ambiente, las empresas que echan veneno al aire y pudren las aguas se sacaron súbitamente la recién comprada careta verde y gritaron su verdad en términos que podrían ser resumidos así: "los defensores de la naturaleza son abogados de la pobreza, dedicados a sabotear el desarrollo económico y a espantar la inversión extranjera".

El Banco Mundial, en cambio, es el principal promotor de la riqueza, el desarrollo y la inversión extranjera. Quizás por reunir tantas virtudes, el Banco manejará, junto a la ONU, el recién creado Fondo para el Medio Ambiente Mundial.

Este impuesto a la mala conciencia dispondrá de poco dinero, 100 veces menos de lo que habían pedido los ecologistas, para financiar proyectos que no destruyan la naturaleza. Intención irreprochable, conclusión inevitable: si esos proyectos requieren un fondo especial, el Banco Mundial está admitiendo, de hecho, que todos sus demás proyectos hacen un flaco favor al medio ambiente.

El Banco se llama Mundial, como el Fondo Monetario se llama Internacional, pero estos hermanos gemelos viven, cobran y deciden en Washington. Quien paga, manda, y la numerosa tecnocracia jamás escupe el plato donde come. Siendo, como es, el principal acreedor del llamado Tercer Mundo, el Banco Mundial gobierna a nuestros países cautivos que por servicio de deuda pagan a sus acreedores externos 250 mil dólares por minuto, y les impone su política económica en función del dinero que concede o promete.

La divinización del mercado, que compra cada vez menos y paga cada vez peor, permite atiborrar de mágicas chucherías a las grandes ciudades del sur del mundo, drogadas por la religión del consumo, mientras los campos se agotan, se pudren las aguas que los alimentan y una costra seca cubre los desiertos que antes fueron bosques.

3.- Entre el capital y el trabajo, la ecología es neutral.
Se podrá decir cualquier cosa de Al Capone, pero él era un caballero: el bueno de Al siempre enviaba flores a los velorios de sus víctimas... Las empresas gigantes de la industria química, petrolera y automovilística pagaron buena parte de los gastos de la Eco 92.

La conferencia internacional que en Río de Janeiro se ocupó de la agonía del planeta. Y esa conferencia, llamada Cumbre de la Tierra, no condenó a las transnacionales que producen contaminación y viven de ella, y ni siquiera pronunció una palabra contra la ilimitada libertad de comercio que hace posible la venta de veneno.

En el gran baile de máscaras del fin de milenio, hasta la industria química se viste de verde. La angustia ecológica perturba el sueño de los mayores laboratorios del mundo, que para ayudar a la naturaleza están inventando nuevos cultivos biotecnológicos. Pero estos desvelos científicos no se proponen encontrar plantas más resistentes a las plagas sin ayuda química, sino que buscan nuevas plantas capaces de resistir los plaguicidas y herbicidas que esos mismos laboratorios producen.

De las 10 empresas productoras de semillas más grandes del mundo, seis fabrican pesticidas (Sandoz, Ciba-Geigy, Dekalb, Pfiezer, Upjohn, Shell, ICI). La industria química no tiene tendencias masoquistas. La recuperación del planeta o lo que nos quede de él implica la denuncia de la impunidad del dinero y la libertad humana. La ecología neutral, que más bien se parece a la jardinería, se hace cómplice de la injusticia de un mundo donde la comida sana, el agua limpia, el aire puro y el silencio no son derechos de todos sino privilegios de los pocos que pueden pagarlos.

Chico Mendes, obrero del caucho, cayó asesinado a fines del 1988, en la Amazonía brasileña, por creer lo que creía: que la militancia ecológica no puede divorciarse de la lucha social. Chico creía que la floresta amazónica no será salvada mientras no se haga la reforma agraria en Brasil. Cinco años después del crimen, los obispos brasileños denunciaron que más de 100 trabajadores rurales mueren asesinados cada año en la lucha por la tierra, y calcularon que cuatro millones de campesinos sin trabajo van a las ciudades desde las plantaciones del interior.Adaptando las cifras de cada país, la declaración de los obispos retrata a toda América Latina.

Las grandes ciudades latinoamericanas, hinchadas a reventar por la incesante invasión de exiliados del campo, son una catástrofe ecológica: una catástrofe que no se puede entender ni cambiar dentro de los límites de la ecología, sorda ante el clamor social y ciega ante el compromiso político.

4.- La naturaleza está fuera de nosotros.
En sus 10 mandamientos, Dios olvidó mencionar a la naturaleza. Entre las órdenes que nos envió desde el monte Sinaí, el Señor hubiera podido agregar, pongamos por caso: "Honrarás a la naturaleza de la que formas parte". Pero no se le ocurrió.

Hace cinco siglos, cuando América fue apresada por el mercado mundial, la civilización invasora confundió a la ecología con la idolatría. La comunión con la naturaleza era pecado. Y merecía castigo. Según las crónicas de la Conquista., los indios nómadas que usaban cortezas para vestirse jamás desollaban el tronco entero, para no aniquilar el árbol, y los indios sedentarios plantaban cultivos diversos y con períodos de descanso, para no cansar a la tierra.

La civilización que venía a imponer los devastadores monocultivos de exportación no podía entender a las culturas integradas a la naturaleza, y las confundió con la vocación demoníaca o la ignorancia.

Para la civilización que dice ser occidental y cristiana, la naturaleza era una bestia feroz que había que domar y castigar para que funcionara como una máquina, puesta a nuestro servicio desde siempre y para siempre. La naturaleza, que era eterna, nos debía esclavitud.

Muy recientemente nos hemos enterado de que la naturaleza se cansa, como nosotros, sus hijos, y hemos sabido que, como nosotros, puede morir asesinada. Ya no se habla de someter a la naturaleza, ahora hasta sus verdugos dicen que hay que protegerla.

Pero en uno u otro caso, naturaleza sometida y naturaleza protegida, ella está fuera de nosotros. La civilización que confunde a los relojes con el tiempo, al crecimiento con el desarrollo y a lo grandote con la grandeza, también confunde a la naturaleza con el paisaje, mientras el mundo, laberinto sin centro, se dedica a romper su propio cielo

Entrevistas que desde Ibérica 2000, te recomendamos:

* Entrevista al director del Proyecto Ibérica 2000. (desde España)
* ¿En Ibérica 2000, se politizan los temas ambientales? En el momento que se hace política para enredar y esconder datos, para confundir a la opinión pública que es la que paga, se falsifica y esconde información para agredir a la naturaleza y a los ciudadanos por encima de las leyes, no nos podemos limitar “a sugerir”. Si es para explotarla como listillos como un negocio más, entonces entramos en política abierta sin contemplaciones. Entonces entramos en una guerra informativa para defender a los expertos por encima de todo. Hoy hay una verdadera guerra de manipulación y falsificación ahí fuera traficando con noticias, que cada vez son más los que la saben identificar... (Enlace...)

* ¿Quién es MIGUEL POU ? (Enlaces...)
* ¡Cambiemos el trato que se le da a la Naturaleza en los medios!
* La Naturaleza la destruyen básicamente los politicobiólogos
* Jordi Sabater Pi.
* Adela Cortina.
* Mossèn Josep Dalmau. Capellà del Santuari Ecològic.
* Los Espejos del Agua...
* Memoria y Esperanza. Un mensaje a los jóvenes...
* Nobel de la Paz, premia a la Ecologista keniana Wangari Maathai
* El profesor Pedro Arrojo en Alzira. Premio Goldman 2003.

* A todos los artículos relacionados con Antonio Marín... (Enlace...)

* Cercle Obert de Benicalap... (A numerosos artículos...)

Insertado por: elenafernandez (06/08/2007)
Fuente/Autor: Recopilaciones de AM para Ibérica 2000.
 

          


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