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Cuando el papa calce las sandalias del pescador y destine los tesoros de la institución a paliar el hambre.... Cuando la Curia dé vía libre al preservativo, permita el sacerdocio de las mujeres y el matrimonio de sus pastores y pastoras... Cuando libere la homosexualidad e institucionalice el divorcio en el Derecho Canónico...

Cuando en este país el partido conservador —llámese como se llame— se deje de paridas y se liquide por derribo la Conferencia Episcopal... Cuando la clase empresarial iguale los derechos de los trabajadores con los suyos... Cuando desaparezcan los Trillo, los Zaplana, los Acebes, los Aznar, los Fraga y los Rouco... Cuando del mundo se esfumen los Bush, los Rumsfeld, los Wolfowitz y las Condoleezza, y los yanquis salgan de Irak y Afganistán... Cuando sean consideradas sacrílegas la teoría preventiva y la ideología neocons... Cuando Europa tenga una Constitución política a gusto de todos y de presidente siempre a un sabio...

Cuando desaparezcan la impostura, el cinismo, la hipocresía, el desprecio a los inmigrantes, a los pobres y a los desvalidos, y la impostura, el cinismo, la hipocresía y el desprecio dejen de ser el motor de la ideología reaccionaria y de la interpretación y aplicación depravadas de los evangelios...

Cuando todo eso haya cesado y esa porción de la especie humana, pequeña pero pertrechada de la máxima riqueza, del máximo armamento y del máximo inescrúpulo, que agita al mundo y lo agota, entre en razón, habremos dado un salto de gigante y entrado en ese periodo de paz que algunos consideran precursor de lo que llaman Parusía, es decir, la vuelta del Mesías...

Pero entonces ¿qué haremos, qué diremos, qué escribiremos los que, embriagados de razón, estamos en posesión de la verdad absoluta?

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