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EL PARQUE MUNICIPAL DE BENICALAP - VALENCIA
No son simples jardines ni parques lo que necesitamos los ciudadanos

Algunos espacios verdes han surgido en el interior de nuestras ciudades gracias al esfuerzo de algunos colectivos cívicos. Hacer historia y mantener viva la lucha vecinal es una necesidad, dado que únicamente la solidaridad y la participación ciudadana es la garantía, la prueba decisiva de que nuestra sociedad sigue manteniendo una buena salud.



Este parque público se encuentra alejado del centro histórico de la ciudad de Valencia. Para llegar a él debemos situarnos en el Puente de San José y desde allí tomar la Avenida de Burjassot. Siguiendo esta avenida hacia las afueras de la ciudad nos encontramos esta área verde comprendida entre las calles Luis Braille, Francisco Morote Greus, Alquería del Moro y la citada Avenida de Burjassot. En este caso sí recomendamos el uso del vehículo particular para llegar a él, y como paso previo para después conocer el parque de Polifilo.

Pero antes de comenzar a describir este parque vamos a remontarnos a varios siglos atrás para comprender su nacimiento. En este caso vamos a recurrir al estudio que aporta Francisco Gamero Lluna, secretario de la asociación de vecinos y cultural “Cercle Obert” de Benicalap – Iniciativas Sociales y Culturales de Futuro, con el título de “Benicalap, el pueblo perdido”.

En cuanto al topónimo Beni-calap, ya sabemos que la partícula Beni suele traducirse como “hijo de...”, sin embargo no está claro el significado de la partícula calap. Sea como fuere Benicalap tuvo su origen en una alquería musulmana del mismo nombre y junto a la Alquería del Moro, aparte de un grupo de casa de agricultores dispersos por la zona de l´Horta. Se estructuraba alrededor del desaparecido camino viejo de Burjassot, que discurría desde el puente de San José, la actual calle Josep Grollo y adaptándose a las márgenes y las acequias, llegaba hasta la Alquería del Moro y al pueblo de Burjassot. Esta vía era de vital importancia, pues comunicaba la parte occidental de l´Horta con la capital del reino, para el transporte de los productos agrícolas que abastecía a los habitantes de la ciudad, así como ser la entrada y salida de viajeros hacia el interior.

Benicalap era en estos momentos un señorío rural (más bien dos, las alquerías de Benicalap y del Moro) de l´Horta. Así era pues a pesar de su cercanía a la ciudad de Valencia, que pertenecía a la realeza, en realidad estaba vinculada a l´Horta y al señorío, pues no se trataba de un término urbano estrictamente dicho.

Por lo tanto estamos ante un típico señorío feudal, donde el señor era el amor y disponía como le viniera en gana de los bienes y personas que estaban dentro de su propiedad, a pesar de la conexión fiscal y eclesiástica existente con Valencia. Afortunadamente esta organización feudal llegó a su fin con la abolición del sistema señorial en 1811, año en que ya podemos considerar la existencia de Benicalap como un núcleo de población ya consolidado.

Ya en el s. XX, Benicalap se ve, por un lado, cerca de dos poblaciones de entidad como son Burjassot y Valencia, pero, por otra parte, ligado a ésta administrativamente y casi engullida por ella pues su desarrollo urbanístico la conectó físicamente la capital con este pequeño núcleo de población. Así es como Benicalap, a pesar de tener una parroquia propia desde 1902, se vincula a la ciudad de Valencia, considerándose entonces como una pedanía de Valencia, una entidad menor que no determina al lugar ni como un pueblo con autonomía propia, ni como barrio del pueblo más cercano o de mayor entidad, ni tampoco de una ciudad.

Así pues tendremos un alcalde pedáneo nombrado por Valencia hasta que, por fin, Benicalap es absorbido totalmente en 1979, convirtiéndose en un barrio más, sin distinción entre otros que ya formaban parte integrante de la ciudad del Turia. Esto no significó, paralelamente, que el Ayuntamiento de la capital se volcara para dotar de los equipamientos básicos a unos habitantes siempre vinculados a la huerta. Construcciones tan significativas e importantes como la alquería de Benicalapech, la casa de Salelles, el arco de Portalet, la ermita de Benicalap, la estación de tren de Benicalap, y un largo etcétera han desaparecido por completo o solo quedan restos irreconocibles. Frente a éstos, ya imperceptibles, sobreviven otras edificaciones que deberían ser restauradas y devueltas para uso de carácter social como son la fábrica de cerámica tradicional “La Ceramo” y al Alquería del Moro, fundamentalmente, así como otras de indudable interés histórico.

Esta falta de atención hace que la población de Benicalap (integrada mayoritariamente por personas nacidas en otras localidades de la España del interior que venían a trabajar y vivir en el litoral mediterráneo atraídos por la incipiente industria y el crecimiento urbanístico promovido en la época del desarrollismo franquista) se levantara en constantes protestas populares reivindicando, entre otras cosas, la realización de un parque. En 1970 este emergente y combativo movimiento vecinal arranca del entonces alcalde franquista, Rincón de Arellano, un compromiso firme para su realización, pero no fue hasta trece años más tarde, el 13 de abril de 1983, cuando fuera abierto al público el muy conocido y popular parque de Benicalap, siendo inaugurado por el entonces alcalde socialista Ricard Pérez Casado.

Los terrenos y el edificio que actualmente ocupa el parque de Benicalap se desarrolla en lo que antes fuera estación de Horticultura de Benicalap, que junto con otras estaciones dieron lugar a la creación del CRIDA 07, y posteriormente en 1984, al actual Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias, lugar pues siempre vinculado con todo aquello que signifique huerta y cultivo.

Si entramos al parque por la calle Lluis Braille nos encontramos a nuestra derecha el edificio que sirviera de sede para la estación de Horticultura. Su uso como investigación en temas agrícolas ha sido sustituido por el Patronato de la Universidad Popular y adaptado para la realización de talleres y actividades lúdicas.

A nuestra izquierda una amplia pradera de césped alberga numerosas y diversas especies de árboles entre los que destacamos los ejemplares autóctonos y propios del clima mediterráneo como son cipreses, pino, algarrobos y encinas.

Una alineación de tilos, que queda dibujada entre el edificio y la pradera, enmarca la amplia avenida de acceso realizada en hormigón estampado, como si de adoquines se tratara.

Seguimos andando y nos encontramos a nuestra derecha una gran montaña artificial. Ascendiendo a ella nos encontramos, en primer lugar, una cascada que es salvada por un puente recto de madera. Hay una zona dedicada a plantas crasas de las que destacamos un ejemplar de Euphorbia candelabrum. Podemos en nuestra ascensión captar amplias perspectivas del conjunto de extraordinaria belleza

Retornamos al eje principal hasta llegar a una rotonda que enlaza con el acceso existente por la Avenida de Burjassot. Dejamos atrás una pequeña pieza circular adornada con un hermoso ejemplar de Chamaerops con varios pies, la tierra se ve tapizada con una aptenia de bella floración roja.

Lindando con la calle Alquería de los Moros descubrimos un fuerte contraste con lo visto hasta ahora pues frente al diseño relajado y abierto nos encontramos con una zona de trazado recto y geométrico. En ella hay tres áreas bien definidas: la pérgola, jardines geométricos y la fuente hispano-árabe.

La pérgola es una construcción circular realizada con pilares de ladrillos sobre las que descansan vigas de maderas que sostienen plantas trepadoras. Los jardines geométricos son piezas regulares trazadas con setos bajos de mirto y en su interior existen árboles y algunos ejemplares de pitosporo recortados laboriosamente. La fuente de inspiración hispano-árabe es el elemento central de una plaza abierta con acequias y con cuatro bancos de asiento de ladrillo y respaldar de azulejos.

Tanto los materiales de construcción (en este caso ladrillo) como las especies ornamentales seleccionadas (mirto y palmeras) son acordes con el estilo jardinero que expresan, entroncado directamente con los jardines hispanoárabes.

Seguimos caminando y llegamos a la otra vertiente de la montaña artificial donde hay una vegetación exuberante, compuesta por una infinidad de especies en perfecta conjunción: numerosas coníferas, arbustos de tonalidades moradas en su follaje así como unas impresionantes yuccas. Pero uno de los elementos que más nos llaman la atención es la existencia de una cascada de realización singular pues podemos pasar bajo ella gracias a una estructura metálica que soporta una larga y ancha plancha de metacrilato que impide, a modo de paraguas, que el viandante se moje. Este pasadizo conecta las dos vertientes de la montaña artificial.

De aquí descendemos para conocer otro de los atractivos de este parque: sus instalaciones deportivas. Este polideportivo ofrece al ciudadano dos piscinas, campo de fútbol, pistas de petanca, pistas de tenis y frontón, y otras áreas de uso diverso.

En cuanto a especies ornamentales tenemos que citar la gran diversidad que existe y que hemos descrito, al menos brevemente, en nuestro itinerario.

No es de extrañar pues que en nuestra visita a este parque nos lo encontramos abarrotado de vecinos que abrumados por el discurrir del día a día, opten por expansionarse en su praderas de césped, gozar de los caminos arbolados o simplemente acompañar a los menores para que se diviertan en las áreas de juegos infantiles, o descansar en los numerosos bancos de asientos dispuestos para tal fin.

El parque de Benicalap queda pues como testimonio del logro alcanzado por una población que aún se resiste a integrarse en la gran metrópolis si ello significa perder su historia, siempre vinculada con su pasado hortícola.

La sistemática y constante presión, las luchas vecinales fueron claves y determinantes para lograr la creación del parque de Benicalap. Sin el trabajo anónimo de numerosos ciudadanos, sin las propuestas y campañas vecinales el parque no sería hoy una realidad.

Ahora, el nuevo reto es lograr que el Plan General de Ordenación Urbana se cumpla, procediéndose a la inmediata ampliación del Parque, incorporando los excelentes y extraordinarios conjuntos rurales existentes en su entorno inmediato: Casino del Americá, Alquería de la Torre, Alquería del Moro...

Una ocasión única, pues los huertos, huertas, jardines y edificios que conforman esos conjuntos son de un alto valor ambiental, histórico, artístico.






CERCLE OBERT DE BENICALAP
INICIATIVAS SOCIALES Y CULTURALES DE FUTURO

Antonio Marín Segovia

antoniod17@ono.com






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"Valencia necesita jardines con árboles". José Francisco Ballester-Olmos, profesor de Paisajismo y Jardinería en la UPV

Diario de Valencia 6-Març-2004
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José Francisco Ballester-Olmos, profesor de Paisajismo y Jardinería en la UPV

"VALENCIA NECESITA JARDINES CON ÁRBOLES"

La vegetación constituye un elemento básico de la estética urbana. José Francisco Ballester-Olmos y Anguís defiende con todo tipo de argumentos ese axioma. Este profesor de Paisajismo y Jardinería de la Universidad Politécnica de Valencia ha publicado 27 libros, participado en 42 proyectos de investigación e impartido casi 400 conferencias. El eje de gran parte de su obra consiste en ofrecer sugerencias y plantear iniciativas para que Valencia alcance los 12 metros de espacio verde por habitante. Pero, sobre todo, para que lo haga aprovechando la abundante vegetación autóctona y con unos criterios de belleza universales. Pretende evitar, por ejemplo, la repetición de errores como la decoración natural del cauce del río a la altura de la Ciudad de las Artes. El proyecto inicial, elaborado por el prestigioso paisajista Rafael Narbona, poco tiene que ver, según denuncia Ballester-Olmos, con el resultado final. Las decisiones políticas primaron. Adquirieron árboles distintos a los previstos y dejaron al descubierto la caja de hormigón, un error elemental que hasta los principiantes en la materia conocen. Desde entonces Narbona renuncia a la paternidad de esta obra.

-¿Qué viene a la mente de un ciudadano cuando piensa en el típico jardín valenciano?

-Deberían aparecer imágenes de árboles con sombra, como el álamo, cuyas hojas tintinean y animan a la siesta, la higuera o incluso los tilos.

-¿No echa a faltar, en la ciudad de Valencia, ese paisaje ancestral al que alude?

-Necesita, sin duda, muchos más jardines con árboles que permitirían paliar el calor y los brillos de verano. No se debería pensar parque alguno con menos de un 50 por ciento de superficie ocupada por el arbolado.

-¿Cuáles son las principales carencias que, en lo que se refiere a ornamentación vegetal, observa en Valencia?

-Hacen falta más pequeños jardines de barrio. Nadie debería de andar más de 20 minutos para acceder a uno de ellos. Las nuevas barriadas ya disponen de este recurso, pero las consolidadas no. La única solución estriba en que el Ayuntamiento adquiera solares e implante zonas verdes en ellos para disfrute de los vecinos.

-¿Qué modelo de jardín debe aplicar, en su opinión, la capital valenciana?

-La ciudad debe conjugar las dos tendencias actuales de recrear o inventar un paisaje natural y recuperar la historia de cada lugar. Esto sucede en el parque de la Rambleta, con su cauce fluvial, o en el de Marchalenes. El ingenio de Chimo Sánchez lo ha hecho posible.

-¿Qué distritos piensa que son los más marginados de Valencia en la vertiente de paisaje natural?

-Los menos dotados son Jesús, Rascanya, Camins del Grau, Benimaclet o el Eixample. Su situación contrasta con la de, por ejemplo, Ciutat Vella, Campanar o Pla del Real. Este último cuenta con la Alameda, Blasco Ibáñez y parte del cauce del Turia.

¿Existe algún caso aberrante de jardín mal aprovechado?

-EI parque de Benicalap, que debería haber incorporado la alquería del Moro. Ésta se depaupera por hallarse fuera del recinto. Lo mismo puede suceder con las casonas de Campanar, que tendrían que rodearse de un entorno de parques.

-¿Qué zonas cree que podrían aprovecharse mucho más?

-El tramo del río entre los puentes de San José y Trinidad, por ejemplo. En ese espacio hemos sugerido un parque con circuitos largos, medios y cortos, fuentes cibernéticas y plazas valencianas. Ese lugar es ahora inhóspito, con sus cinco campos de fútbol. El proyecto ideado permitiría resaltar los puentes góticos, que ahora, pese a su valor histórico, se emplean sólo como lindes.

-Su último libro aborda la recuperación del paseo de la Alameda, ¿cómo lo transformaría?

-En su época de apogeo destacaba por sus mil álamos. En la actualidad únicamente queda uno. Habría que recuperar la mediana, cuanto menos entre el puente del Mar y el del Real, que constituyen el histórico paseo. Para ello se debería revisar la jardinería, cambiar el pavimento y eliminar las calles que la atraviesan. De esta forma el lugar sería muy transitado y recobraríamos un espacio que admiró toda Europa.

Héctor González







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Martí Sospedra: "Los valencianos somos adanes con nuestros jardines, en general; sólo los usamos"

Las Provincias 13-Juliol-1999

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José F. Martí Sospedra, director de la Fundación de Jardines

"LOS VALENCIANOS SOMOS ADANES CON NUESTROS JARDINES, EN GENERAL; SÓLO LOS USAMOS"

José Francisco Martí Sospedra, director de la Fundación Pública Municipal de Parques y Jardines Singulares del Ayuntamiento, recibió recientemente el premio Magíster de Paisajismo y Jardinería otorgado por la Universidad Politécnica reconociendo su gestión en la jardinería urbana valenciana.

Martí Sospedra lleva quince años como director de esta fundación desde la que lleva una intensa dedicación personal a la conservación de zonas verdes de la ciudad. Este premio ha supuesto para él una gran satisfacción.

—¿Qué podemos considerar como un Parque Singular?

—A un parque se le puede considerar singular por diferentes razones, una de ellas es por su historia, como es el caso del jardín de Monforte que es el único que recibe la denominación de histórico en Valencia. Otra razón es su momento de construcción, cuyo ejemplo sería el parque de Benicalap. Otros factores que se tienen en cuenta para considerar un parque o jardín como singular son su construcción o su diseño.

—¿Qué jardines son los más antiguos en Valencia?

—Uno de los más antiguos es los jardines del Real, aunque no todo, pues hay partes nuevas. También destacan por su antigüedad los jardines de Monforte, el paseo de la Alameda y la glorieta del Parterre.

—Encontramos en Valencia árboles antiguos, ¿están sanos?

—Encontramos árboles antiguos en el jardín Botánico y en los jardines de Monforte. Los árboles pueden enfermar por varios motivos como la edad, los daños mecánicos bien por accidentes de coche o accidentes meteorológicos. También por su ubicación, por la contaminación que se desarrolla en la ciudad, así como por plagas de insectos que afectan al árbol y provocan la enfermedad.

—Por lo general ¿podemos decir que los valencianos sabemos cuidar nuestros parques?

—Si he de poner una calificación les pondría a los valencianos un regular/bajito. Somos adanes en el trato de nuestros jardines, en términos generales. Más que cuidarlos usamos, y aunque en general no los dañemos mucho hay grupos de personas que en algunas épocas se dedican a hacer destrozos bastante considerables. Esto es una pena porque disponemos de unos hermosos jardines de los cuales podemos disfrutar mucho.

—¿Qué parques y jardines prefieren los valencianos?

—Realmente podemos decir que todos son bastante visitados. Encontramos mucha gente en el propio jardín del Turia en torno al Palau de la Música. Aunque los jardines de Monforte son más limitados en su recinto son muy visitados debido a las bodas civiles que se realizan allí, así como por acudir los niños que toman la Primera Comunión a realizar su reportaje fotográfico.

—¿Qué jardín es su preferido?

—Personalmente me gustan todos, les tengo bastante afecto, aunque quizá he de destacar el parque de Benicalap y los jardines de Monforte ya que fue en ellos en los que empecé a trabajar y por eso siento una atracción mayor. Pero también me gustan mucho el jardín de Ayora, el paseo Marítimo, parque del Oeste y el jardín del Turia. He de decir que siento hacia todos mucho cariño, cada uno se distingue por alguna característica.

A. F.







>> Autor: CERCLEOBERT (02/10/2004)
>> Fuente: Antonio Marín Segovia - Cercle Obert de Benicalap - Iniciativas Sociales y Culturales de Futuro


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