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LA DICTADURA DE LA DEMOCRACIA Y LA DEFENSA DE LA NATURALEZA
La falsa democracia de nuestro sistema político es un peligro para la naturaleza

Las ideas de Noam Chomsky muestran una realidad en nuestra sociedad americanizada y suponen una llamada de atención para quienes quieran escucharle.

El título de este artículo parece que no tenga demasiado sentido, opinarán algunos. Pero trataré de aclararles algunos conceptos de nuestra “maravillosa” democracia, a ver si así lo entienden.

Si hacemos caso al pensamiento de Noam Chomsky sobre la democracia actual, el rebaño desconcertado, que es la mayoría de la población estúpida, es manipulada y engañada por los poderosos medios de comunicación y propaganda, dirigidos por personas que ocupan puestos clave en la sociedad.

¿Qué diferencia hay entre este tipo de democracia y una dictadura? En una democracia de verdad se supone que el pueblo participa de forma directa en las decisiones vitales para su existencia y que todas ellas se acuerdan por consenso de la mayoría. ¿Pero que ocurre cuando el “rebaño desconcertado” acepta de buen grado aquello que los intelectuales y juristas que les dirigen les presentan como bueno? Simplemente es aceptado como tal sin ningún comentario, pues la gente en su mayoría no entiende ni de política ni de leyes. En estas condiciones, el aparato de propaganda del gobierno no tiene ningún problema serio para manipular la información. Todo lo que el gobierno ofrece es aceptado por los ciudadanos con más o menos resignación. En realidad nadie se imagina que el gobierno esté cometiendo los peores desaguisados que uno pueda imaginar.

¿Hasta qué punto los medios de comunicación son cómplices en la montaña de mentiras pasadas a los ciudadanos como verdades...? Esto es algo que cada uno de nosotros tendría que descubrir por sí mismo, pero en la realidad es casi imposible. No olvidemos que los medios de comunicación están apoyados por el gobierno, los grandes monopolios, los banqueros y las instituciones educativas. A los ciudadanos se les educa para creer en las promesas del gobierno, de un gobierno que no cuenta para nada con la opinión de sus ciudadanos. Evidentemente, nos hacen creer lo contrario. Baste un ejemplo, que en mi opinión es bastante claro: ¿qué ocurriría si la inmensa mayoría de la gente fuera consciente de los atentados criminales que se han cometido y se siguen cometiendo contra la naturaleza? Si la inmensa mayoría de la gente no sabe lo que está pasando, está claro que no protestará. Al gobierno le interesa que la gente esté tranquila, que no sepa que en Navarra están exterminando centenares de aves en las aspas de los parques eólicos o que sigan surcando los mares petroleros sin doble casco, con lo que en cualquier momento se puede repetir lo del Prestige...

Lo que está ocurriendo con nuestra naturaleza merece un apartado especial, pues es un claro ejemplo de la desidia de la falsa democracia. Y tiene mucho que ver con las instituciones educativas, pues han perdido el rumbo en algo tan vital, que nos afecta a todos, pues al fin y al cabo formamos parte de ella. Es aquí donde la dictadura de unos cuantos sobre la mayoría estúpida e ignorante extiende sus tentáculos destructivos. Y una vez más la gente calla, pues el gobierno hace “todo cuanto puede” por solucionar los problemas del medio ambiente. Que se lo cuenten a la ex - ministra Cristina Narbona, quien agobiada por las presiones de los cazadores(?), tuvo que dimitir. Al sistema que nos gobierna no le interesa que la gente sea consciente del grave problema del medio ambiente. Y si alguien alza la voz –como en su época ocurrió con el malogrado doctor Félix Rodríguez de la Fuente-, tratan de hacerle callar por todos los medios. Lo cual quedó demostrado poco después de su muerte, pues su proyecto de salvación del medio ambiente quedó en el aire...

En mi opinión, no tendremos una verdadera democracia, tanto a nivel nacional, como mundial, hasta que cada ciudadano pueda participar de forma directa en el gobierno de la nación –cosa que en la práctica no ocurre- y que todas las leyes que se promulguen cuenten de verdad con su consentimiento por mayoría de votos. Además, ningún interés particular tiene que estar por encima del bien común. ¿Una utopía? Tal vez, pero entonces estaríamos hablando, no de una democracia auténtica, sino de una dictadura democrática. En todo caso, no sería una utopía si cada ciudadano fuera de verdad consciente de los peligros del maltrato al medio ambiente y otros temas vitales para su existencia, como el reparto equitativo de la riqueza, etc. En definitiva, en tus manos está el dilema de seguir viviendo en una falsa democracia o en una dictadura democrática, en donde el gobierno dicta las normas y éstas son aceptadas sin rechistar por la mayoría desconcertada. Es el camino más cómodo: obedecer y callar, y si hay que ir a la guerra, se va... Ellos involucran al pueblo en aquello que beneficie grandemente a unos cuantos, mientras que la mayoría silenciosa calla. Así ha sido hasta ahora, y seguirá siendo en el futuro, si Dios o nosotros mismos no lo remediamos.




>> Autor: ORGANIZACION ALTRUISTA PARA LA DEFENSA DE LA NATURALEZA (FAUNA Y (02/12/2008)
>> Fuente: ORGANIZACION ALTRUISTA PARA LA DEFENSA DE LA NATURALEZA (FAUNA Y FLORA)


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