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EL DELTA SUMERGIDO DEL EBRO
Tarragona. España.

Los estudios relacionados con el delta sumergido del Ebro, unidos al reciente decubrimiento por los geólogos norteamericanos ( William Ryan y Walter Pitman ) del repentino cambio de salinidad del mar Negro, que tuvo lugar hacia el año 5.500 a.C., determinan la existencia de un istmo en lo que hoy es el estrecho de Gibraltar, que perduró hasta dicha fecha y prueba al 100% que hubo hasta entonces un paso en lo que hoy es el estrecho de Gibraltar, que hará necesario reescribir la historia de la llegada del hombre primitivo a Europa.

EL DELTA SUMERGIDO DEL EBRO.

A pesar de que, en lo que respecta a la génesis de la plataforma continental en las proximidades del delta del Ebro, los estudios realizados no son todo lo precisos que sería deseable, trataremos de hacer un esfuerzo para resumirlos e interpretarlos a la luz de los conocimientos sobre la historia geológica de los estrechos bético y rifeño, que en el pasado ponían en comunicación el océano Atlántico con el mar Mediterráneo:

El primitivo delta comenzó a formarse hace unos seis millones de años, cuando el río Ebro logró atravesar la cordillera costero catalana a través de la garganta denominada “Paso del Asno” y desembocar en el Mediterráneo.

Hasta ese momento en la depresión del Ebro había un gran lago, que no lograba alcanzar la cota necesaria para generar un río emisario que desembocara en el mar, no exportándose por tanto los sedimentos al exterior hasta que, por un proceso de subsidencia y captura de cuenca, se abrió una primera brecha en el blando terreno calizo, que el río se ocupó de ampliar y profundizar hasta desaguar por completo el antiguo lago.

A partir de ese momento, según se iba erosionando y ampliando la mencionada garganta, los sedimentos procedentes de la depresión del Ebro comenzaron a depositarse en la desembocadura del río, que estuvo situada a profundidades diferentes según las épocas, ampliando la plataforma continental que más tarde constituiría la base sobre la que se asentaron los sucesivos deltas.

La estratigrafía del Plio-Cuaternario y la morfología de los sedimentos sobre los que se asientan tanto el primitivo delta como el actual, se atribuyen a la deposición de una serie de cuñas sedimentarias, que tienen su continuación, más allá del abrupto margen continental, en los grandes depósitos de origen terrígeno existentes a grandes profundidades.

No se puede precisar con exactitud el nivel que tuvo el mar en cada época, ya que, además de las glaciaciones, intervienen en la determinación de dicha cota otros factores, que condicionan en gran medida el nivel al que pudo estar el mar Mediterráneo, entre los que cabe destacar la posibilidad de que estuvieran abiertos o cerrados los estrechos bético y rifeño, e incluso la comunicación entre el Mediterráneo occidental y el oriental, que pudo estar cerrada hasta el Plioceno.

De acuerdo con los conocimientos geológicos generalmente aceptados, como consecuencia de la orogénesis alpina, entre el final del Mioceno y mediados del Plioceno se abrieron y cerraron varias veces el estrecho bético que comunicaba el actual valle del Guadalquivir con el Mediterráneo y el estrecho rifeño que hacía lo propio al sur del sistema Penibético, albergando entre ellos una isla con una extensión similar a las actuales provincias de Cádiz, Málaga, Granada, Almería y Murcia.

Los estrechos bético y rifeño finalmente se cerraron, primero el bético por su zona oriental (hace unos cinco o seis millones de años), del que quedó un gran golfo a lo largo de la depresión del Guadalquivir, que se fue colmatando con el tiempo con los sedimentos generados en su cuenca y cuyo proceso continúa actualmente en las Marismas de Doñana. Un poco más tarde (hace unos cuatro o cinco millones de años), se cerró también el estrecho rifeño, no volviéndose a abrir hasta hace unos 7.500 años, como demuestra la estratigrafía del delta del Ebro y sobre todo el repentino cambio de salinidad del mar Negro que tuvo lugar en dicha época.

El caso es que la comunicación del Atlántico con el Mediterráneo se debió abrir y cerrar en varias ocasiones durante este periodo y luego se mantuvo cerrada hasta una época relativamente reciente, al tiempo que los sedimentos del Ebro se iban depositando en su desembocadura, lo que unido al efecto de las glaciaciones hizo que los sedimentos se depositaran a diversas profundidades sobre la plataforma continental durante la primera época de nivel variable y a una profundidad de 90 – 100 metros durante la segunda de nivel prácticamente constante, que como se ha dicho terminó bruscamente con la destrucción del istmo de Gibraltar y la repentina subida que experimentó el nivel del mar Mediterráneo.

Si suponemos que esto fue así, entre los seis y los cuatro millones de años antes del presente (con la poca exactitud que se le puede atribuir a las fechas que estamos manejando), los sedimentos procedentes de la depresión del Ebro se fueron depositando a cotas muy variables, generándose unos deltas que actualmente están enterrados y sumergidos, entre los cuales probablemente ninguno alcanzara grandes dimensiones, debido a las continuas fluctuaciones del nivel del mar.

Desde hace unos cuatro millones de años (tal vez menos), el Mediterráneo estuvo estabilizado gracias a la existencia de un istmo en el estrecho de Gibraltar, que no llegó a romperse debido al continuo aporte de sedimentos, generándose un gran delta determinado por la entonces desembocadura del Ebro, que no pudo acrecentarse aún más debido a su proximidad al abrupto margen de la plataforma continental, que propiciaba el arrastre de los sólidos hacia la fosa de Valencia, con profundidades superiores a 1.800 metros, donde se depositaron ingentes cantidades de sedimentos de origen continental. Durante este periodo (hace uno o dos millones de años) emergieron en medio del delta las volcánicas y diminutas islas Columbretes, que seguramente modificaron el curso final del río y su desembocadura.

Cuando se rompió el istmo de Gibraltar, el violento y repentino ascenso del nivel del mar generó un intenso oleaje que difuminó los restos del primitivo delta y desplazó por efecto gravitatorio, parte de los sedimentos antiguos hacia cotas más bajas, siendo por este motivo muy difícil hacer un mapa exacto del antiguo delta y habremos de conformarnos con la aproximación que se adjunta a continuación, cuya ubicación definitiva podría verse modificada por estudios más profundos.

Durante los 1.500 años siguientes, es decir, desde el 5.500 a. C. hasta el 4.000 a. C., siguieron depositándose sedimentos entre las cotas –17 m y el nivel actual, generándose un protodelta sobre el que se asienta el delta que hoy conocemos.

A partir del 4.000 a. C. los sedimentos siguieron depositándose en la desembocadura del Ebro, generándose y consolidándose la plataforma sobre la que se asienta el delta actual, que tiene una extensión sumergida de unos 2.200 km2 y soporta un delta emergido de unos 320 km2, pero que no comenzó a ser visible hasta el siglo V de nuestra era, teniéndose constancia histórica de que, al menos hasta el siglo IV, la ciudad de Amposta era puerto de mar, cuando actualmente se encuentra situada a 30 km de la desembocadura del río.

Paulino Zamarro Sanz

Para contactar con el autor: pzamarro@gmail.com

>> Autor: Paulino Zamarro (14/11/2005)
>> Fuente: Paulino Zamarro Sanz


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