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UN ACUERDO A TODA COSTA. VUELVE DON QUIJOTE!
El grave precio de los acuerdos internacionales.

-Una vez más se cumple la política sin acuerdo, donde el ciudadano no es consultado y menos, informado sobre el cambio de su hábitat, siguiendo así la política de hechos consumados que en nada considera el Interés General de sus representados.

-Título: VUELVE DON QUIJOTE!.

Almarchal. Parece en su pronunciación y textura, una expresión más que un nombre propio, que nos remonta a tiempo pasado. Su fonética suena árabe.
Un grito en definitiva, que sale de unas zonas más bellas de Cádiz, donde la “fiebre del oro”, quiere de nuevo implantar su huella de iniquidad apocalíptica.

Si bien es verdad que no uso habitualmente epítetos de tal mala reputación, sí quisiera dejar claro desde un principio, que este calificativo toma, en este caso, visos de consideración real, si se trata de Apocalipsis “dar fin a lo que existe”.

Quizá sea necesario que haya molinos para que vuelva aquel insigne Caballero, del cual se celebra en este año 2005 su centenario.
Este rincón bello, este retiro de los sentidos y amabilidad, tiene a su población sumida entre la, continua desatención de Instancias municipales y el asombro.

Sí, es alternativa el aspa, ante la otra iniquidad que constituye la contaminación de una central nuclear, pero eso no supone que sea alternativa a “toda costa” y de cualquier manera.
No son principios unilaterales los que nos invitan a emitir este informe o declaración de principios, es la matemática de la ley de comercio actual, la que también nos indica, aún mirándonos de reojo, que el instalar más molinos de viento en el paraje del Almarchal, constituirá, no solo una merma inaceptable de su paisaje, sino con ella una irreversible marcha atrás en el proceso de crecimiento que los ciudadanos del Almarchal desean.

Desde un punto de vista meramente estético, la composición del paisaje a través de la instalación de estos aparatos de captación de energía eólica, ofrece una visión del conjunto seccionada, partida en mil pedazos, donde la línea del horizonte se pierde y la acumulación de verticales, obliga al espectador a un impacto visual carente de armonía, rompiendo la sucesión de profundidades, colores, línea de composición y ritmo visual.

Desde el punto de vista político, sirve únicamente como inversión en contraprestaciones que van a parar a un cúmulo de población que no participa en las consecuencias que supone la instalación de estos molinos de viento.

Desde el punto de vista económico, enriquece únicamente a la propiedad de explotación y propietarios de las tierras donde van instalados, con la consiguiente infravaloración del precio del terrero y la recesión inversora privada en sus alrededores.

Desde el punto de vista social, la práctica totalidad de vecinos del Almarchal, sufren las consecuencias de la explotación y la consiguiente congelación de cualquier plan viable de ampliación y desarrollo pedáneo.

Almarchal es pedanía de Tarifa y en ese sentido, parece como si los señores feudales se hubieran instalado en la Capital, dejando ahora su campo abandonado en manos de ciertos inversores ajenos a la más mínima sensibilidad del entorno natural y solo atentos a pretensiones dinerarias.

El campo, esa hermosa referencia que encontraron mis ojos a mi llegada, asombrándome entre brumas de la mañana que desdibujaban líneas suaves de lomas ocres y amarillos, verdes aceituna, rosados, violetas y argentarios amaneceres, ese campo, orgullo de quien durante centurias lo “amasó” con sus manos para ofrecer vida, ahora quieren convertirlo en una piña de“alfileres locos” de tres brazos que aletean sin cesar.
¡ VUELVE DON QUIJOTE!.

Ya hubo tiempo, en que el atropello y la injusticia respecto a los bienes del SER HUMANO, fueron defendidos en no menos noble causa por caballeros y notorios aladíes de la equidad. No cabe duda, que nuestro Caballero, pondrá en su escudo todas las razones de su insigne discurrir a efectos de proteger este rincón de las voraces fauces de tan temidos gigantes.

Cerca de ochenta metros de altura, con tres brazos que se mueven sin parar y en eterna lucha, no es tamaño que pueda pasar desapercibido, y menos cuando se enfrentan a tan suaves líneas como son las del paisaje de la Vega de Tarifa, entre Facinas, Tahivilla y Zahara de los Atunes.

Aunque nuestro afamado Hidalgo no dudara en escarpar altos lugares para enfrentarse a los que ya coronan las cordillera, los molinos de las llanuras son aún más difamantes y obscenos que aquellos otros, donde la comodidad y bajo costo que supone instalarlos en zonas asequibles y de fácil acceso, suscitan la avaricia de una economía que busca bajos costes de instalación y de mantenimiento.

Estas tierras dieron de comer a mucha gente y gracias a quienes las labraron hasta hace poco, consiguieron su textura y amabilidad. Sin ellos nada hubiera sido posible. Ni los terratenientes de antaño, ni los propietarios actuales podrían aprovechar sus recursos sin los labradores de quien hoy se ensalza a su ilustre patrón San Isidro a través de su imagen, que corona altares de retablos invadidas hoy por estos gigantes.

La razón una vez más trae a Don Quijote a estas tierras, para cabalgarlas de nuevo y sembrar la honestidad allá donde fuera preciso y olvidado.
Vuelve Don Quijote y bruñe tu armadura ante lo que nunca pareció tener fin y que hoy más que antes hace detestable la condición humana: la avaricia frente a la equidad.

Como diría el poeta...”harto ya de estar harto, ya me canse, de preguntarle al mundo..por qué!”. Y es que las cosas siguen sin cambiar y sigue siendo el baremo de la atroz economía de unos pocos, quien marca el rumbo de los acontecimientos y el empobrecimiento de la naturaleza y con ella el futuro de las generaciones venideras.

Los habitantes del Almarchal, tienen familia, hijos que querrán saber qué puede ser de su futuro, si deciden seguir los pasos de sus ancestros y quedarse donde nacieron, o simplemente son sensibles a lo que se hace con las tierras que les vieron nacer. La población y migración de la misma, pone en constante desacuerdo la naturaleza con el existencia humana. Aquí la tierra es productiva, es rica en abono y sobre todo amplia, muy amplia como para cortarla con agujas de metal. Su textura es cálida y abriga los mil secretos de la gestación que año tras año hace posible la subsistencia del alimento, del aire...ese aire que es de todos.

La energía eólica también se alimenta de una materia prima: El aire. El hombre se empeña en poner precio a todo lo que coge sin permiso. Y el aire es de quien lo respira y el espacio en el que se produce también. ¿Qué límite tiene hacia arriba la propiedad de los terrenos donde se instalan los molinos de viento?. Un metro, dos metros, tres metros. Siete metros diez metros. Si siguiéramos aumentando, quizá también dichos propietarios tuviera su espacio aéreo particular.

Y si no está delimitada esta propiedad en altura, qué derecho tienen a decidir sobre la instalación de estos aparatos que se tienen que alimentar de algo comunal como el aire en un espacio que no tiene propietario?.

Para quienes nos dedicamos a la observación del espacio y volumen y demás materias que tanto influyen en términos compositivos del arte, no nos pasa desapercibido el atropello que significa lo que en el Almarchal quieren hacer. Pero más allá de consideraciones estéticas, se encuentra la otra realidad, que influye indefectiblemente en el acontecer diario de sus moradores. A ras de tierra, se produce una vejación de los derechos de estas gentes, a las cuales no se les da la oportunidad de información, reflexión y decisión. Elementos estos que enmarcan con exactitud el tipo de libertades que se manejan todavía en España.

Vuelve Don Quijote en este nuevo año. Quizá sea motivo de celebración también la reorganización en aras de la justicia de aquellos pensamientos y acciones que nada tienen que ver con el interés general de los habitantes del Almarchal, como lo es la masiva y desordenada instalación de molinos de viento en sus tierras.

Esto también ocurre en La Zarzuela (así mismo pedanía de Tarifa) y por colindante en Zahara de los Atunes - Cádiz.
Esa tierra olvidada y menos favorecida, una vez más es objeto del escarnio y la desinformación.

Jorkareli es portavoz de la Plataforma para la defensa del Medio de Almarchal, La Zarzuela y Zahara de los Atunes. Portavoz de la Asociación de Vecinos Almarchal.

>> Autor: Asociación Vecinos de Almarchal (16/08/2005)
>> Fuente: -Autor: Jorkareli - Pintor - Redacción libre.


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