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A MARRUECOS EN COCHE...
Desde España...

Detalles útiles para aquellos que piensen viajar a Marruecos. En un principio dudamos mucho sobre si llevar o no nuestro propio coche, por miedo a muchas cosas, pero sobre todo por ignorancia. Alguien que había estado varias veces en el país nos aconsejó llevarlo, nos aseguró que no había más peligro que en cualquier otro lugar.

A MARRUECOS EN COCHE...

No es la primera vez que decidimos coger el coche y echarnos a rodar por algún país; Escocia, los Alpes, Londres…y ahora Marruecos. En un principio dudamos mucho sobre si llevarlo o no, por miedo a muchas cosas, pero sobre todo por ignorancia. Alguien que había estado varias veces en el país nos aconsejó llevarlo, nos aseguró que no había más peligro que en cualquier otro lugar. Le hicimos caso y ahora sé que tenía toda la razón del mundo.

Nuestro coche no es 4x4, ¡qué va! sino un humilde Opel Astra de segunda mano con el que hemos tenido ya alguna que otra avería, pero el que no arriesga no gana, ¿no? La verdad es que se portó estupendamente y no nos causó ni un sólo problema. Ni siquiera tuvimos problemas para encontrar gasolina, como la guía advertía, aunque también es verdad que no llegamos al Sahara Occidental ni a lugares remotos o inaccesibles.

Este es el itinerario que seguimos y alguna información que puede ser útil, podría servir de ayuda a cualquiera que tenga pensado viajar por el país…nunca se sabe.

DÍA 1:
ALGECIRAS – TÁNGER - ASILAH

Este día lo dedicamos mayormente a viajar, primero de Cádiz a Algeciras, de Algeciras a Tánger y de allí a Asilah. Para cuando llegamos a Asilah tuvimos tiempo de buscar hotel y ver el atardecer desde las murallas; por cierto, un espectáculo fantástico y que no se debe perder si se tiene oportunidad. Allí se juntan tanto turistas como gente del lugar para disfrutar del paisaje y relajarse un rato.

Algunos consejos sobre la llegada, y primeras impresiones:

1º - Si decidís cruzar el estrecho en coche tendreis que sellar el pasaporte en el mismo ferry, así que no os despisteis porque se forma una cola tremenda – según la temporada supongo.

2º - Al llegar a la frontera puede que os sintais avasallados por tanta atención. Si quereis cruzarla rápidamente no os quedará más remedio que soltar algo de dinero a alguno de los muchísimos escribas que pululan por la aduana como si hicieran algo. Es necesario subir a la azotea – donde está la policía, para sellar los papeles del coche; pero eso no te lo dirán a no ser que les des dinero. En fin, que paciencia y mucha necesitareis si quereis cruzar sin ceder al chantaje.

3º - Tánger puede ser un lugar conflictivo, nosotros decidimos pasarlo por alto. La verdad es que la hostilidad se hizo evidente al parar en un semáforo y ser encarados por un niño que nos pedía desde la ventanilla y ponía una cara de odio realmente intimidatoria cuando nos negamos a cooperar.

En cuanto al hotel en Asilah si me permitís un consejo, no sigais al pie de la letra lo que dicen esas guías turísticas que tanto “nos gustan”. Nosotros lo hicimos y después de ver algunos hoteles de precio medio nos decidimos por el que nos pareció más agradable pero por desgracia más caro. El Hotel Patio de la Luna aparece en las guías, en páginas web y realmente es muy bonito.

Peeeero, por supuesto tiene también sus contras: Uno el precio, el dueño debió ver nuestra cara de novatos y abusó como quiso de nuestra condición de “europeos no acostumbrados a regatear”; Dos, la habitación era extremadamente fría, así que nos pasamos la noche sin movernos de la cama tratando de no sacar ni un centímetro de piel de debajo de las mantas.

Cuando ya habíamos dejado las maletas en la habitación y por fin pudimos embarcarnos en un paseo por Asilah, nos internamos en callejuelas donde nos encontramos un hotel muy apañado, de reciente apertura y muy muy limpio. Lo mejor de todo era el precio (250 MAD por noche), así que sin dudarlo ni un instante reservamos una habitación para la noche siguiente. El hotel se llama Dar Alandalus y el recepcionista fue uno de los más amables que nos topamos en todo el viaje.

La medina de Asilah es una de las más bonitas que vimos durante el viaje, de las más limpias y menos intimidantes. La gente, por supuesto, quiere vender, pero no son tan insistentes y se nota mejor ambiente que en las de grandes ciudades como Fez y Marrakech. Así que, en mi retrospectiva opinión, es un buen lugar para iniciarse en el país.

En cuanto a restaurantes nosotros cenamos en uno diferente cada noche, y a la vuelta repetimos en Casa Pepe, porque todo estaba muy bueno y los precios no eran desorbitados.

Día 3: Asilah - Casablanca.

Salimos muy temprano de Asilah hacia Casablanca porque teníamos que recoger a una amiga que volaba desde Buenos Aires y llegaba a las 10am. Fue sencillo encontrar el aeropuerto y la carretera estaba en perfectas condiciones; si bien hubo cosas que nos chocaron como ver gente cruzando por la autopista y las bicicletas que por ella circulan, hay que ir con mucho cuidado siempre y por cualquier carretera.

En cuanto a Casablanca (Casa para “los amigos”) y siempre bajo mi propio punto de vista personal e intransferible debo decir que no me hubiera molestado pasarla de largo. Para nosotros fue una pesadilla debido a muchas cosas; entre ellas la total imposibilidad de encontrar el hotel sin la ayuda del gerente y su coche, la contaminación de todo tipo, el caos del tráfico y la transitoria enfermedad de nuestra recién llegada compañera de viaje.

(imagen omitida)

la mezquita de Hassa II, la 3ª más grande del mundo musulmán
De todas formas si hay quien decide hacer una parada en Casa también tengo algún consejo y/o comentario:

1º - ya que estais no os perdais la Mezquita de Hassan II, ostentosa e impresionante a pesar de los conflictos morales que ello pueda ocasionar. La visita es algo cara y algo corta, pero no se puede dejar pasar la oportunidad.

Y 2º - el hotel en que estuvimos Hotel Central estaba siendo renovado y no estaba nada mal, a pesar de su imposible localización y su plaza de dudosa reputación, la habitación triple estaba limpia y tenía todo lo que podíamos necesitar. Tienen un restaurante en la planta de abajo y un salón para tomar algo o relajarse. Además todos fueron muy amables con nosotros, hasta vinieron a buscarnos en coche para mostrarnos el camino. Os aseguro que en Marruecos la amabilidad es más de agradecer que en cualquier sitio que yo haya visitado.

DÍAS 6, 7, 8, 9: MARRAKECH.

Marrakech es una bomba!!
Por supuesto de las ciudades más caras y donde más te intentarán tomar el pelo, estafar e incluso robar. En principio teníamos pensado escaparnos un día a las Cascadas d’Ouzoud pero finalmente dedicamos los días a explorar la ciudad a fondo siguiendo los consejos de varias personas que la habían visitado. Y creo ahora que no nos equivocamos, a pesar de terminar algo saturados de ciudad, de cara duras, de “acosos”, de malas caras y olores desagradables…

(imagen omitida)

la Koutoubia de Marrakech
Sin embargo, Marrakech es Marrakech y si no la ves te pierdes mucho de Marruecos porque en ella se mezclan tres culturas, tres etnias y muchas formas de vida, aunque la mayoría basadas en el turismo y en la estafa en gran medida.

El lema "El que no corre vuela" lo conocen bien y no dudan en avalanzarse sobre tí para venderte lo que sea o en ponerte mala cara si no les complaces. Así como Casa no me importaría no haberla visto, Marrakech no me la perdería por nada ni recomiendo a nadie que se la salte. Eso sí, hay que estar al loro y con mucho cuidado si uno no quiere perder hasta las zapatillas mientras callejea anonadado por el paisaje o enredado en sus propios pensamientos.

El Museo de Marrakesh merece la pena una visita, y no por lo que contiene, sino más bien por lo bonito del edificio, sus mosaicos, sus pasillos laberínticos y su agradecida sombra.

Algunos consejos:

1º- Nosotros decidimos reservar un hotel en la medina para estar en el meollo, pero nos arrepentimos porque resultaba complicado llegar a la noche ya que cierran la plaza al tráfico por la tarde. Por eso y además por lo intimidatorias que pueden resultar esas callejas en la oscuridad. De todas formas cada uno tendrá su propio criterio para elegir alojamiento y no me voy a meter en eso.

2º - En la guía que nosotros llevamos recomiendan una actividad en que se supone te muestran las costumbres y culturas de Marruecos a través de un espectáculo con cena…Bueno, ésto para mí resultó una pérdida de dinero inimaginable. El lugar se llama Chez Alí y es una especie de parque de atracciones donde la gente del lugar actúa con forzada sonrisa, la comida es servida a granel en mesas compartidas bajo carpas y el espectáculo te recuerda más a cualquier parque temático que a lo que supuestamente es.

Vegetarianos absténganse, por el dinero que pagué me trajeron una ensalada marroquí con un ¡¡clavo!! (y no me refiero a la especia) y una tortilla francesa.

Luego me ofrecieron cous-cous con verduras pero se les olvidó quitar la piel del pollo que había estado acompañándolo. En fin, un auténtico desastre de principio a fin, y creo – por los comentarios que escuché, que esa era la opinión compartida de los cientos de personas que allí nos juntamos.

3º - Si uno tiene ganas y dinero para deleitarse con un espectáculo y una gente más agradable, al igual que una cena deliciosa y cuidada recomiendo el restaurante Dar Marjana, también en las guías. Es algo caro pero personalmente, y después del desastre de Chez Alí, mereció la pena y lo pasamos estupendamente, además en este lugar no hay cargos ocultos que descubres a la hora de pagar, el precio incluye comida, bebida y servicio, un alivio después de tanto regateo y tomadura de pelo.

4º - Cuidado con los encantadores de serpientes pues también tratan de encantar a la gente para que les tomen fotos y luego sacarles una pasta tremenda; a mi compañero le pedían una barbaridad. Algo que aprendimos ese día fue que es necesario preguntar el precio de todo (incluso de un café o un té a la menta) antes de acceder, si pueden clavarte la mayoría lo harán.

5º - Quien tenga reparos sobre los maltratos animales será mejor se abstenga de subirse en calesa. Es tan típico el paseo por Marrakesh en calesa como la góndola en Venecia, sin embargo ver esos pobres caballos desnutridos y sucios trotar cansadamente por las calles me quitó las ganas de dar dinero a ninguno de sus cocheros. Como me negué a ceder al tópico no puedo dar ninguna indicación sobre los precios, de todas formas segurísimo que lo que pidan se puede regatear hasta la mitad.

6º- Si se tiene intención de hacer compras en abundancia recomendaría llevar artículos poco habituales allí. En Marrakech es habitual cambiar bolígrafos y otras cosas poco habituales allí por objetos que me interesaban.

7º - Tened la cámara de fotos preparada en todo momento pero si quereis tomar fotos sin pagar a todo el mundo hacedlo de forma rápida y disimulada, tendreis que ser muy rápidos pues están a todas. Estad atentos a las vespinos cargadas hasta arriba de hueveras de cartón, es una foto estupenda que me quedé con ganas de hacer.

DÍA 10: MARRAKECH - OUARZAZATE.

Por fin dejamos la locura de Marrakech detrás y nos perdemos por paisajes tranquilos y relajantes, cruzamos aldeas y poblados que son un deleite para la vista y disfrutamos de nuestro propio espacio y tiempo en la relativa calma del coche.

Atravesamos el Atlas, lo cual nos costó bastante debido a las carreteras, que no son malas pero las curvas son las curvas. Además, la altura hizo de las suyas con nuestros organismos y nos encontrábamos bastante mal. Llegamos a Ouarzazate a la hora de la siesta, pero para mí es pecado dormirla durante los viajes, así que nos fuimos directamente hacia la famosa Kasba de esta ciudad.

Sin embargo, antes de llegar a la kasba varios guías nos “asaltaron” – por así decirlo distrayéndonos y ofreciéndonos servicios que no queríamos. Lo cierto es que ni en Marrakech nos habíamos topado con faux guides tan pesados. Al final vimos la derruida medina de Ouarzazate – donde varios niños nos pidieron dinero por sacar fotos del paisaje; cuando salimos de allí y dimos la vuelta a la esquina, nos dimos cuenta de que la kasba estaba a tan sólo unos metros de allí. Nos habíamos dejado engañar por los guías por primera vez, aunque no sabíamos que no sería la última.

Frente a la mezquita hay un mercado, montón de tiendas de artesanía y vendedores que no están muy por la labor de regatear, así que cansados de tanto viaje nos retiramos pronto al hotel. Uno no muy recomendable, puesto que te obligaban a coger media pensión, algo que no resultó ser muy buena opción. En fin, gajes del oficio.

El hotel de Ouarzazate no merece especial mención, además nos obligaron a pagar media pensión y tuve mis líos – a estas alturas ya típicos, debido a la comida. La recepcionista era todo sonrisas y amabilidad, pero no fue capaz de resolver la situación de mi comida; en fin, gajes del oficio de vegetariana viajera.

DÍA 11: OUARZAZATE - TINERHIR.

Como no habíamos podido ver la kasba el día anterior, decidimos visitarla antes de salir hacia Tinerhir, por si acaso era la joya que decía la guía. La verdad es que personalmente a nosotros nos resultó decepcionante, aunque como todas es una opinión personal y habrá quien la encuentre fascinante.

Estaba llena de turistas y guías y las habitaciones estaban bastante mal restauradas, las que no estaban vacías y encaladas. Al menos, no nos quedamos con las ganas.

Tras la poco satisfactioria visita a la famosa y concurrida kasba nos dirigimos hacia Tinerhir. El paisaje era maravilloso, atravesamos carreteras que cruzaban pueblos construídos en oasis intensamente verdes rodeados de tierra rojiza. Espectacular.

En Tinerhir nos quedamos en un hotel que mencionaba la guía Hotel el-Houda, descrito en la guía como un hotel de encantadores encargados que debían estar de vacaciones en ese momento.

La persona que nos atendió fue ciertamente encantadora hasta que no accedimos a llevarle “un paquete de pan” a su madre, que supuestamente trabajaba en un albergue en el desierto. No es que seamos mala gente ni desconfiemos de todo el mundo, pero esa clase de recados “un tanto sospechosos” son algo que no estamos dispuestos a llevar a cabo; nunca se sabe, pero eso es a discreción de cada uno. Además de camino al desierto más tarde descubrimos que había cantidad de controles policiales, ¿por qué será? Como punto positivo para el hotel diré que era barato. Por lo demás era enano y no muy limpio.

De todas formas y tras haber visto el pueblo de Tinerhir, hubiéramos hecho mejor durmiendo en uno de los numerosos albergues que hay en la misma Garganta del Todra. Así habríamos estado más cerca y no habríamos tenido que madrugar tanto para llegar a ver amanecer. Pero esas son cosas que se van aprendiendo en el viaje.

DÍA 12: TINERHIR - GARGANTA DEL TODRA-HASSI LABIED.

De camino a la Garganta del Todra, se atraviesan varios palmerales alucinantes, merecen un vistazo, eso sí, tened en cuenta que pareis donde pareis varios niños o mayores saldrán de debajo de las piedras para venderos algo o pediros algunos MAD, es lo que hay y es imprescindible saber tratarles porque si no terminan comiéndote la moral y agobiándote.

Tras ver las impresionantes paredes de la garganta anaranjada por la luz del amanecer, seguimos con el coche carretera hacia delante camino del pueblo de Tanttatouche; con muchísimo cuidado y a velocidades ridículas puesto que la carretera es de las peorcitas que he visto en mi vida, con trozos desprendidos y demás obstáculos inesperados; en definitiva, una carretera para 4x4, que no era el caso.

Hacía frío, la carretera era difícil y seguía habiendo gente que intentaba venderte lo que fuera , pero si nos hubiéramos dejado intimidar por todo esto, no hubiéramos disfrutado de un paisaje alucinante y de unas vistas de quitar el aliento, con unas colinas impresionantes de “dulce de leche con crema”–palabras textuales de nuestra compañera de viaje argentina.

Bastantes kilómetros después, tuvimos que darnos por vencidos, pues la carretera sí que era ya intransitable por nuestro modesto pero fiel Astra. Así que nos dimos la vuelta y cogimos dirección al desierto, hacia Hassi Labied.

Antes de llegar nos paramos en un pequeño bar para tomarnos algo. Un señor todo sonrisas y amabilidad nos ofreció un whisky bereber (su famoso té a la menta), se ausentó un buen rato y nos quedamos curioseando por el local, que era una especie de albergue. Nos presentó a su pequeña hija y se sentó con nosotros a tomar té. Mantuvimos una conversación agradable, él nos contaba sobre las maravillas de su región y nos recomendó fervientemente que visitáramos unas minas de sal que había cerca. Cuando le comentamos que teníamos otros planes su actitud cambió.

Por desgracia, durante este viaje nos topamos con bastantes personas interesadas y muy hipócritas.

Tras ese corto descanso que nos dejó con amargo sabor de boca, seguimos rumbo a Hassi Labied – donde visitaríamos las dunas de Erg Chebbi. En este pueblo, a 5 km de Merzouga encontramos habitación en el hotel Atlas du Sable, regentado por un personaje encantador y con muy buen ojo para tratar a los turistas.

Se llama Alí el cojo, se codea con estrellas de cine (¡tiene una foto con Brad Pit en recepción!), con conductores del París-Dakar y con ONGs. La verdad es que esta fue una de las mejores elecciones que tomamos en cuanto a alojamiento.

El lugar tiene vistas contínuas a las dunas de Erg Chebbi y organizan con todo detalle excursiones en 4x4 y dromedario y estancias nocturnas con cena en el desierto.

Por suerte llegamos a tiempo para ver atardecer, lo que es un espectáculo alucinante y que no debe perderse nadie, las dunas van cambiando de color con una rapidez asombrosa, del rosa al naranja, del naranja al morado…hasta que por fin el sol se esconde detrás de alguna de ellas y nos deja en penumbra y con una calma asombrosa.

(imagen omitida)

reflejos en el desierto
Por la noche, después de cenar en el hotel, ya que la estancia incluye la media pensión (y en este caso no tenemos queja alguna al respecto, puesto que no hay restaurantes alrededor y la comida fue suficientemente abundante y buena) unos guías nos llevaron a las dunas para ver las estrellas. ¡Nunca había visto tantas estrellas juntas en mi vida! No había un centímetro de cielo que no estuviera plagado de diminutos puntos de luz y no había que esforzarse mucho para ver alguna estrella fugaz.

Una advertencia a las mujeres viajeras, el hotel Atlas du Sable, lo trabajan íntegramente hombres jóvenes y dispuestos a ligarse a las viajeras vayan o no solas, así que ándense con ojo porque si su compañero es celoso podría armarse un buen lío… Eso sí, son todos muy amables y saben hablar castellano perfectamente aunque a veces se quieran hacer los despistados.


DÍA 13: ERG CHEBBI.

En Erg Chebbi pasamos dos noches – hoy por hoy me hubiera gustado pasar alguna más, para poder empaparme bien del paisaje y la inesperada clama que se respira.

El día después de nuestra llegada hicimos una excursión de medio día en 4x4 – no mi elección favorita puesto que me preocupa la contaminación que producen pero al ser tres había que ceder a la mayoría.

En esta excursión te llevan a ver diferentes puntos interesantes de las dunas y alrededores: el avión del escritor de El Principito (al menos eso dicen ellos), una explanada llena de rocas con fósiles de vete tú a saber que tiempo pasado, a tomar un té en una jaima con un nómada bereber que eructa a cada sorbo, como es costumbre entre ellos; y la visita al Pueblo de los Negros.

Este lugar fue un tanto decepcionante, puesto que nos llevaron a ver actuar a un grupo de personas de color vestidos con túnicas y babuchas blancas que sonaban muy bien pero cuyas caras reflejaban un hastío increíble, daba la impresión de que lo hacían con gran aburrimiento y deseando que acabase.

Lo comprendo perfectamente, yo me sentiría como un mono de feria o un animal en el zoo si me exhibieran como a ellos. Sin embargo, al terminar su actuación descorazonada te vendían su cd y si lo comprabas sonreían, para variar.

Por supuesto que durante la excursión están programadas visitas a varios lugares donde te ofrecerán fósiles, alfombras y demás. Tú eliges si compras o no, al fin y al cabo es tú dinero y no hay que dejarse forzar a nada.

Regresamos al hotel para comer – la comida no estaba incluída así que puedes pagarla o llevar la tuya sin problema. Comimos, nos duchamos y descansamos un rato antes de empezar la segunda excursión, una noche en las dunas con viaje de ida y vuelta en dromedario, cena y jaima incluída.

Subirse a un dromedario da impresión aunque ya hayas montado en caballo, es mucho más alto. A mí, que me dan penita los animales domesticados, me cuesta mucho pero entre el dromedario y el 4x4, prefiero el que menos contamina.

El camino hasta el oasis se hace con uno de los guías del hotel, todos ellos personajes dignos de conocer, no sé hasta que punto honestos pero interesantes. Al subirte en el dromedario e internarte en las dunas empiezas a ver las cosas desde otra perspectiva, el silencio es impresionante (si no te topas con algún 4x4 o quad a toda pastilla, ¡decepcionante!). los colores son alucinantes, huellas de salamandra y de ratón del desierto, pequeños hierbajos que brotan del poco agua que encuentran para alimentar a los dromedarios y algún que otro herbíboro que pueda subsistir en tan inhóspito paisaje…

Cuando por fin te acostumbras al traqueteo y balanceo de las pezuñas de tu compañero animal, empiezas a sentirte tranquilo, agusto, como si pertenecieras a ese lugar… Al menos para mí fue una experiencia única e irrepetible, fue una sensación de presencia ineludible, de autenticidad, no sé si me explico pero no lo puedo definir mejor.

Llegamos al oasis donde había bastantes jaimas de los diferentes hoteles y hostales del lugar, muchos dromedarios y muchos más viajeros. Nos sugirieron – nos ordenador, que subiéramos a una duna para contemplar el atardecer, una de las dunas más altas que no llegué a conquistar hasta el punto ideal pero que de cualquier manera sirvió de mirador – para mí perfecto, y observatorio de la trayectoria vespertina del sol.

Lo cierto es que había niños jugando alrededor y eso nos quitó bastante tranquilidad a la hora de disfrutar del espectáculo, pero no dejó de ser impresionante.

Otra vez los cambios rápidos de color de la arena, a un lado la negra meseta de Argelia a lo lejos, por otro dromedarios que llegaban cargando con sus inexpertos jinetes, por otro el sol, tiñendo la arena de un amarillo intenso para luego teñirla de rosa, de naranja, de morado y finalmente dejarnos a oscuras como si se apagara de repente una luz.

Después del duro trabajo que tuvimos que hacer para subir la duna fue muy grata la bajada estilo “”tobogán”, claro que teníamos que impulsarnos pero…no dejó de ser divertidísima.

La cena en la jaima se hizo esperar un poco pero para mí –vegetariana con problemas anteriores, estupenda y suficiente, aunque mis compañeros de mesa comentaron que había sido escasa. Habíamos llevado dos botellas de vino, de las que dimos buena cuenta en la jaima, sin que ello molestara a los anfitriones, lo cual es un detalle.

Tras la cena una tumbada a la luz de luna y estrellas, viendo pasar las estrellas fugaces, contando chistes y llorando de la risa, mientras los demás del grupo trataban de dormir.

DÍA 14: ERG CHEBBI - AZROU.

Un consejo: no useis el móvil como despertador en el desierto si no quereis perderos el amanecer. El plan era despertarse temprano para verlo, pero…nos acostamos tarde y el despertador del móvil no sonó porque de tanto buscar covertura se quedó sin bateria.

Así que nos levantamos cuando ya había salido el sol, pero no nos traumatizamos mucho. Volvimos al hotel después de desayunar donde Alí el cojo nos ofreció otro desayuno y nos permitió ducharnos en la habitación que ya habíamos dejado la noche anterior. En general, el trato de este super-hombre de negocios fue de lo mejorcito que recibimos durante todo el viaje, ¡incluso vino a despedirnos al coche! En fin, que de volver al desierto ni pensaríamos en buscar otro alojamiento.

Un comentario “ecologista”, el desierto es precioso e impresionante, pero no os dejeis engañar, debajo de toda esa arena –que se mueve con el viento y hace de tapadera, se esconden escombros y basuras de toda clase, basura que es más evidente según cómo sople el viento y dónde estés. Aún así es un lugar maravilloso.

Salimos de las dunas escuchando Imagine y con lágrimas de agradecimiento en los ojos, los tres. Otro momento inolvidable.
Teníamos intención de llegar a Midelt para dormir, si es que merecía la pena, aunque Alí nos había aconsejado dormir en Azrou.

El paisaje hasta Midelt es alucinante, precioso, lleno de fotografías en potencia para el recuerdo. Sin embargo, el pueblo en sí no se presenta como un lugar donde pasar una noche. Así que continuamos hasta Azrou, donde antes de llegar conocimos por casualidad a las famosas monas de berbería.

Dichas monas parecen suicidas en medio de la carretera: así que a aquellos que decidan conducir por el país tened cuidado por favor de no atropellar a una de ellas. Parece ser que pueden llegar a ser agresivas si se les presenta la oportunidad de alimentarse; además de que estoy en contra de alimentar animales salvajes no era plan de pararse en medio de la carretera esperando que llegaran más coches o más monas. De todas formas el espectáculo de sus primates ademanes es memorable.

Dormimos en un hotel modesto de Azrou originalmente llamado Hotel Azrou. Nos costó conseguir toallas varios minutos de conversación con el recepcionista pero por fin las conseguimos y había agua caliente aunque también un desagradable olor a cañería que conseguimos disfrazar un poco con unos típicos ambientadores marroquíes de ambar y jazmín.

Esa noche dimos una vuelta por el animado pueblo de Azrou y nos dejamos llevar un poco por el consumismo, recuerdos y regalitos que veríamos más baratos en Fez pero no de la misma calidad.

DÍA 16: AZROU - FEZ.

Llegamos a Fez a la hora de comer y después de dejar los bártulos en una habitación triple del Hotel Splendid, nos fuimos a comer una ensalada a una terraza donde los camareros eran agradables y la gente nos miraba bien o no nos miraba.

El Hotel Spelndid no lo era tanto pero es de lo más decente que hemos encontrado sin tener que pagar un pastón. En un principio parecía que los recepcionistas eran amables pero luego descubrimos que no lo eran tanto cuando no estaban de acuerdo contigo o les pedías que hicieran algo como una llamada al aeropuerto…en fin, parecía que era ya ley de vida encontrarse con malas caras en cualquier lugar.

Esa misma tarde decidimos dar un paseo por el Mellah o barrio judío, desde alguna de sus puertas se podía ver claramente el atlas a lo lejos, impresionante.

También nos atrevimos a adentrarnos en la medina, con sus 9400 sinuosas e imposibles calles. Queríamos visitar una sinagoga supuestamente gratuíta pero nos encontramos con que una señora encorvada y con muy malas maneras nos pedía 50 MAD por entrar. Así que decidimos dejarlo, no sin antes quejarnos, por supuesto.

También hubo otro intento fallido de entrar al cementerio judío situado muy cerca de la sinagoga y también supuestamente gratuíto. Dos de nosotros decidimos no seguirles el juego y no entramos, mientras que nuestra amiga decidió pagar y entrar a verlo. Su visita fue decepcionante, como tantas otras de las que hicimos durante el viaje: kasbas, palacios y demás.

En vistas del rechazo que observamos en la medina y de lo fácil que nos resultó perdernos sin siquiera darnos cuenta, decidimos que al día siguiente buscaríamos un guía para visitarla y ver todo lo que queríamos ver.

DÍA 16: FEZ.

Sorprendentemente nos costó bastante encontrar un guía que hablara español, al menos un guía que suponíamos oficial.

Lo de los guías falsos de Fez es resabido por todo el mundo, están en todas partes y de cualquier manera intentarán engatusarte para que pagues por sus servicios.

El nuestro nos lo buscó un hotel que suponíamos serio y por eso ni siquiera pedimos su identificación. Resultó ser un cara dura que trató de deshacerse de nosotros en mucho menos tiempo del que habíamos acordado.

Si teneis pensado alquilar los servicios de un guía, es conveniente que primero se arreglen los precios, las visitas y las horas que el guía deberá estar con el grupo. De otro modo, si se cansa de no conseguir comisiones en las tiendas a las que sin duda os llevará, podría dejaros tirados en cualquier lugar de la medina sin haber visto nada.

¿Cómo descubrimos que nuestro guía era un cara dura que sólo quería estafarnos?
Pues bien, después de varias visitas a tiendas de diferentes productos donde no compramos nada, pretendía despacharnos diciéndonos que ya habíamos visto todo lo interesante de la medina; lo cual era obviamente mentira.

Exigimos que nos llevara a la sinagoga para poder verla gratuitamente, supusimos que llevando guía no pretenderían hacernos pagar. Nosotros sabíamos ya dónde estaba la sinagoga debido al intento fallido de visitarla el día anterior.

Sin embargo, el guía no lo sabía y pretendió engañarnos llevándonos a otra puerta más allá de la sinagoga y diciéndonos que estaba cerrada. ¡Qué cara!

Nosotros le dijimos dónde estaba realmente la sinagoga y le llevamos hasta allí, donde un señor encorvado y con muy mala leche (suponemos que el marido de la mujer encorvada y de malas maneras del día anaterior) pretendía esta vez cobrarnos 10 MAD por la visita.

Para nuestra desagradable sorpresa el guía ni siquiera protestó y nos dijo incluso que teníamos que pagar. En ese momento se desencadenó todo el mal humor que se le había ido acumulando en uno de los compañeros de viaje y casi se lo come con palabras airadas. Por fin, el guía decidió pagar nuestra entrada y hacerse el ignorante poniendo por excusa que no solía llevar a los turistas a la sinagoga. Después de este ataque de ira parece que nos tomó más en serio y nos llevó a ver algunos sitios más, a regañadientes, eso sí.

DÍA 17: FEZ - MEKNES - VOLÚBILIS - FEZ

Después de tanta ciudad imperial (denominadas así en las guías), uno se cansa de ver siempre lo mismo, medinas, zocos, etc. El día que visitamos Meknes yo estaba muy cansada, hacía mucho calor y no me encontraba demasiado bien; es posible que por eso no me impresionara esta ciudad supuestamente interesante.

La plaza principal está bastante bien, pero no puedo decir mucho acerca de lo demás, pues apenas vimos gran cosa. Fuimos testigos de la pobreza de varios niños que como sucios y agresivos buitres se peleaban con los camareros por recoger las sobras de los platos y vasos de los turistas. La verdad es que fue un espectáculo que agravó mi malestar.

También entramos en la medina y fuimos víctimas del acoso de varios niños que nos miraban bastante mal, nos insultaban y nos guiaban hacia la salida de su pequeña ciudad.

De camino a Fez volvimos por las ruinas romanas de Volúbilis, unas ruinas romanas que dan la impresión de estar fuera de lugar. La verdad es que no soy muy aficionada a visitar ruinas, pero pensé que estas serían interesantes y, aunque algo mal conservadas y con escasa información– quizá para que te animes a pagar un guía (no incluído en el precio de la visita), me gusta haberlas visto. Además se puso a llover y eso hizo la visita aún más surrealista para mí.

DÍA 18: FEZ.

Este día decidimos hacer otra incursión por la medina, esta vez por nuestra cuenta y para hacer las compras definitivas. Encontramos la ganga del siglo (o eso creemos nosotros, aunque podríamos estar equivocados), el zoco an-Nejjarine. En él hay varios puestos, unos frente a otros y una pequeña mezquita.

Los tenderos se pelearán por llamar tu atención e incluso harán rebajas alucinantes, eso sí, hay que pelearlo mucho mucho. Pero merece la pena, creo. Hay algunos puestos con mucho polvo y muy descuidados, pero puede que alguna cosa sea interesante.

Frente al museo Nejjarine empezó a llover copiosamente y mientras estábamos en una tiende de joyas. Nos quedamos dentro charlando con un chico jóven que se portó muy bien con nosotros.

Por fin cedió la tormenta y nos fuimos al Sofitel Palais Jamaï a ver ese atardecer del que tan bien hablaban en la guía; sin embargo, y después de la tormenta, las vistas dejaban mucho que desear. Aún así mereció la pena, después de un día tan largo y agotador. Sentados en una sala muy fina con nuestros machacados pies y gastadas ropas a tomamos unos cócteles no alcohólicos muy caros y nada buenos mientras veíamos cómo la gente se servía canapés de una mesa y nos preguntábamos si nosotros también podríamos. Fue divertido.

Para finalizar fuimos a cenar a uno de los restaurantes palaciegos que hay en las cercanías del hotel, se llama Dar Jamaï. Casualmente no había luz en el callejón que teníamos que atravesar para llegar y nos guiaron con una mini linterna unos guardias que había por ahí y a los que me pareció oir pedir un euro en francés, como ellos tantas veces, nos hicimos los suecos y entramos a cenar.

Aunque la comida estaba buena, el lugar, el ambiente también y desde luego el servicio dejaban mucho que desear. Nos cobraron el vino aparte y al final de la cena nos vino a decir la camarera que el servicio no estaba incluído. La falta de información fue absoluta, sólo para sacar unos MAD más.

DÍA 18: FEZ - RABAT - ASILAH.

Aprovechamos la mañana para intentar hacer el recorrido del tren turístico, pero no hubo suerte. Después de desayunar fuimos a la parada y esperamos más tiempo casi del que teníamos para finalmente irnos sin hacer el recorrido por falta de pasajeros, en fin ¿qué se le va a hacer?

Salimos a las once de la mañana para Rabat, allí dejaríamos a nuestra compañera de viaje argentina que tenía que volver a Casablanca. Lo cierto es que resultó más fácil de lo que pensábamos encontrar la estación de tren; después de las veces que nos habíamos perdido en las demás ciudades, esperábamos dar vueltas un buen rato antes de dar con ella.

Una triste despedida y mi compañero y yo decidimos tirar hacia Asilah para pasar el último día de forma tranquila en un lugar ya conocido y al lado del mar. Repetimos hotel (Dar Alandalus) y restaurante (Casa Pepe) y también repetimos el dique al atardecer.

DÍA 19: ASILAH - TÁNGER - CÁDIZ.

Así nos despedimos de Marruecos; pues a la mañana siguiente y muy temprano salimos hacia Tánger para cruzar el estrecho y volver a Conil a pasar el último fin de semana de las vacaciones con nuestros amigos – eso sí, antes hicimos una parada de avituallamiento en un hipermercado de Tánger para comprar agua de rosas, especias, aceitunas y algunos de esos maravillosos dulces marroquíes.

Como ya teníamos experiencia y no tiempo para esperar, decidimos dar nuestros últimos MAD a alguien para que nos acelerara el proceso de embarque. A mí no me gusta – creo que ya lo he dicho antes, fomentar el chantaje al viajero, pero parece que en ocasiones hay que pasar por el aro, te guste o no, una pena.


Esto es todo lo que se me ocurre podría ayudar; enhorabuena al valiente que se lo haya leído de cabo a rabo, a veces me enrollo más de lo que debo…. Si se os ocurre alguna pregunta más me podeis encontrar en al_banos@hotmail.com, pero por favor poned claramente el asunto del mensaje, no vaya a caer en saco roto.

Gracias y ¡feliz viaje a todos!

* A toda la información alojada y relacionada con Marruecos, desde Ibérica 2000... (http://www.iberica2000.org/Es/Busquedas.asp?Palabra=marruecos) (A numerosos artículos...)

>> Autor: purplpeangel (28/07/2007)
>> Fuente: Al Banos, desde Vitoria.


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