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El "no" de Saramago

(4149)

LOS INNUMERABLES ABUSOS QUE LA CIUDADANÍA SUFRE...
Saramago es premio Nobel pero no me gusta su ignorancia o su ingenuidad acerca de la idiosincrasia de la España profunda.

Bien por llevar mucho tiempo en España, bien por estar casado con una española, bien porque su natural es así, se ha contagiado precisamente de uno de los rasgos más negativos del carácter español. En una entrevista que le hace Peyo H. Riaño dice que “los ciudadanos debemos tener siempre en la boca listo el “no”. Lo que faltaba… No conoce bien al español medio: se pasa la vida diciendo no a todo antes de ceder a la fuerza, inclinado a discutir, dado a querer siempre tener  razón, alérgico al compromiso o entusiasta del compromiso para no cumplirlo.

He conocido decenas de empresarios a lo largo de mi vida, con Franco y después de él, que prefirieron mandar a la quiebra a su empresa antes que ceder un punto en el salario de sus trabajadores. El “no” era su bandera. No sólo, por ejemplo, para denegar un crédito al proyecto interesante y concedérselo luego en cambio a un familiar que no lo necesitaba… En cualquier sector productivo me encontraba con ese abominable “no” que no sólo no allanaba el camino, sino que además de hacerlo tortuoso era frecuentemente la tumba de muchas expectativas y miserias….

En este país el “no” siempre va por delante. Todo se critica, todo se ignora, todo se desprecia. Me refiero a todo lo que en otras latitudes se aprecia, se estima, se valora o se ama. Siempre fue así. Por eso los genios y los talentos han tenido que expatriarse. Además del “no”, la envidia, la zancadilla y el secreto regusto por echar sobre el rival mala fama, hacen poco posible que alguien creativo y sereno resista aquí mucho tiempo. Luego, cuando fuera le dijeron “sí” y regresa, entonces empieza el baboseo…

En los últimos tiempos han cambiado un poco las cosas. En la industria cinematográfica, por ejemplo. Pero en general, aviado está aquel o aquella que tiene ideas felices e inteligentes. Me imagino en los despachos de los ayuntamientos o de las Comunidades, después de escuchar una propuesta razonable que intenta evitar el perjuicio de alguien o de varios en la ejecución de una obra, el clásico: “que les den por culo”. Lo mismo que las conversaciones de los españoles se desarrollan a la altura del más simple, nunca prosperan las iniciativas más inteligentes. La iniciativa mediocre y con frecuencia la más costosa, es la que tiene todas las de ganar.

España es la maestra del “no”. A diferencia de los países de la Europa Vieja y quizá ya de todo el resto de Europa, donde el “no” es grosero y antisocial. El “sí, pero…” es la fórmula sagrada para una convivencia aceptable entre todos, entre dirigentes y dirigidos, entre partidos y entre políticos. Pero aquí se desprecia…

Saramago ha desenterrado precisamente la actitud que muchos de una edad muy próxima a la suya más hemos odiado toda la vida porque sabemos lo nefasto que es en una sociedad esa supuración disolvente y corrosiva del “no” por método. Ahora Saramago exalta, reforzándolo, el principal defecto, en mi consideración, del español medio y mandón. No importa a lo que se refiera que ya sé que tiene que ver sobre todo con el aborregamiento.

Ya sé que es una llamada a la reacción y a la sublevación de la juventud ante la injusticia y los innumerables abusos que la ciudadanía sufre en estas
democracias de mentira. Pero es demasiado simplista esa frase habida cuenta la carga infecciosa que en este país tiene el infausto “No”.

Además, bastante tiene la mayoría de la juventud de este país con buscar empleo y mantenerse en él el tiempo suficiente para sobrevivir, para formar eventualmente una familia y pagar un alquiler o la hipoteca… Bastante tiene con eso, digo, como para sublevarse y poner en riesgo su integridad e incluso su libertad. Que se subleven los viejos, que tienen una pensión, no tienen nada que hacer ni nada que perder.

Insertado por: Jaime Richart (06/11/2009)
Fuente/Autor: Jaime Richart
 

          


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Comentarios

Yo creo que Saramago hablaba más que nada acerca del miedo; y son dos cosas distintas las que él dice y las que tú dices.

El ciudadano miedoso (una gran parte de los españoles) es el que por un lado teme al poder (no se atreve a decirle 'no') y por otro lado se dedica a 'dar por culo' a quienes considera que podrían malograr su status en un futuro; y por eso les dice continuamente 'NO'.

En España nos faltan ciudadanos inteligentes con proyección de futuro y capaces de decir 'no' a los abusos del poder.
Por ejemplo: llevamos casi una década sospechando que los datos que nos dan en el IPC podrían no ajustarse a la realidad. Casi todos nos tememos que tras la entrada del euro los precios han subido enormemente y que eso no se ha visto reflejado en el IPC oficial.
Sin embargo nos faltan agallas para denunciarlo y decir 'no' o 'basta ya'. Todo lo contrario a lo que ocurre en Argentina, donde un buen puñado de ciudadanos inteligentes han conseguido que hasta el FMI cuestione las cifras oficiales del IPC (allí más conocidas como 'estadísticas del INDEC').
Pero aquellos son ciudadanos de otra calaña, valientes frente al poder, y por eso allí sí que de verdad la soberanía reside en el pueblo. No como aquí, donde los poderosos prefieren tener al pueblo sometido a través de la ignorancia mientras se dedican a entorpecer cualquier atisbo de lucidez diciendo que 'no'. Rancio país éste.
Nombre: José Antonio  (14/11/2009) E-mail: camperbyp@hotmail.com
 

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