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La desigualdad, causa de la crisis actual

(3852)

LA OTRA CARA DE LA ESCLAVITUD...
La esclavitud ha cambiado muchas veces de cara en la historia de la humanidad. Ya no existe el amo que tiene encerrados a sus esclavos negros en sus campos de algodón...

Desde el momento en que el hombre pisó la tierra y dijo “esta tierra es mía”, comenzaron las desigualdades entre los hombres. Así, a cada intento que el hombre hace para eliminar estas desigualdades, suceden las fuerzas en contra de esas loables ideas. Por tanto, no es extraño que hayamos llegado donde hemos llegado.

Han pesado más en la balanza las fuerzas de las injusticias que las que se dedican al consuelo de los pobres. Sino, ¿cómo se explica que en un mundo en donde con los avances en la producción de alimentos se podría dar de comer a toda la población, se mueran de hambre millones de personas cada día? Es realmente inmoral, y los gobiernos responsables de semejante genocidio tendrían que ser borrados de inmediato de la faz de la tierra.

La realidad actual no ofrece dudas: 1.500 millones de personas se mueren literalmente de hambre, incontables se mueren por falta de atenciones médicas y de agua potable. El panorama ya no puede ser más desalentador.

En el lado de la sinrazón está la otra cara de la moneda: cada vez aumenta más el número de ricos –sin que ello signifique la disminución de los pobres-, el gasto de las sociedades de aquellos que ya lo tienen casi todo –puesto que la codicia y ambición no conoce límites-, el saqueo del Planeta a manos de las multinacionales sin escrúpulos, el desarrollo insostenible para unos pocos y no el sostenible para la comunidad mundial, etc. ¿Hasta cuándo, Señor?

Partiendo de la base de que los ricos no son ricos por sus méritos, sino por sus herencias o por aprovecharse de la desgracia de los pobres, explotándolos, llegamos a la conclusión de que el problema fundamental de la humanidad es que no se distribuye con justicia la riqueza y que, en muchos casos, los gobiernos son cómplices de esa oligarquía.

Los trabajadores se limitan a producir sin pensar adónde van a parar los esfuerzos de su producción, como parte de un engranaje que va acumulando riqueza, a cambio de un salario que han de aceptar les guste o no, porque tienen que vivir.

La esclavitud ha cambiado de cara muchas veces en la historia de la humanidad. Ya no existe el amo que tiene encerrados a sus esclavos negros en sus campos de algodón, y cuando hacen algo mal son azotados sin piedad o les pegan un tiro cuando tratan de huir en busca de la libertad; ahora existe otro tipo de esclavitud, muy sutil y aparentemente democrática, provocada por el capitalismo salvaje y las multinacionales sin escrúpulos.

El comercio mundial sólo persigue satisfacer a la sociedad de consumo, que consume sin medida y de una forma inconsciente, adoctrinados por ese mismo capitalismo salvaje; mientras que una gran parte del mundo no tiene lo más absolutamente necesario. Para colmo de males, existe una gran cantidad de personas que pasan de todo, porque no saben lo que significa pasar hambre.

Para cerrar el panorama tan aberrante de la situación de nuestros querido Planeta, tenemos también las religiones, incluida la católica, que nos dicen que todo lo que ocurre es porque Dios lo quiere; que nuestra vida es una transición, que algún día vendrá el Salvador y que veremos una nueva vida, etc., etc.

A lo largo de la historia han surgido personas que se han preocupado seriamente por buscar una solución a los problemas de la humanidad, sin querer claudicar, como lo hacen las religiones y los conservadores burgueses. ¿Por qué todos han fracasado hasta el momento?

En mi opinión, porque aún no se han dado las circunstancias adecuadas. La crisis actual es consecuencia de nuestros actos, de nuestras ambiciones, de nuestro modo de vida basado en la ficción y no en la realidad, y también en la irresponsabilidad de nuestros dirigentes.

En suma, no deja de ser una “lucha de clases”, la que siempre ha habido entre ricos y pobres. Tal vez haya llegado el momento de rendir cuentas de nuestros malos hábitos, y rectificar. Para nosotros, para los ahorradores, para los asalariados, para los ciudadanos del mundo rico será un verdadero trauma.

Pero para aquellos que nunca han tenido nada que perder, aunque les haremos aún sufrir más, el trauma será ifinitamente menor. Confiemos en que la cordura de los gobernantes –nunca demostrada hasta ahora- les lleve por el verdadero camino de la felicidad para todos, que es el reparto de las riquezas de nuestro rico planeta Tierra.

Insertado por: ORGANIZACION ALTRUISTA PARA LA DEFENSA DE LA NATURALEZA (FAUNA Y (26/10/2008)
Fuente/Autor: Sergio Reinaldo/Oaldefna -Organización Altruista para la Defensa de la Naturaleza (fauna y flora)
 

          


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