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¡¡Ha muerto un Gran naturalista: ¡Aurelio Pérez!!

(3747)

DICEN QUE CUANDO MUERE ALGUIEN, MUERE UNA BIBLIOTECA ENTERA...
Para quien no lo sepa, Aurelio Pérez es una referencia indiscutible del naturalismo, de la cetrería, y del cuidado de animales. Y un experto en lobos. Fue la "mano derecha " de Félix Rodríguez de la Fuente en la Serie ibérica de El Hombre y la Tierra, y llegó a ser el subdirector de Campamento de Pelegrina por designo del propio Félix.

El 2 de abril falleció a resultas de una larga enfermedad contra que luchó en los últimos años.


Imagen extraída de... (Enlace...)
Se nos ha muerto una eminencia, un prodigio de la Naturaleza, un Sabio, y encima -lo que escasea- HUMILDE. Un hombre sencillo y humilde.

Aurelio colaboró con varias películas por ejemplo en el entrenamiento de un córvido cuando escenificaron un libro de Miguel Delibes padre, "Los santos inocentes", y ha creado o coordinado por lo menos dos centros de educación ecológica.

Tal vez no fuera un intelectual, pero sus palabras sencillas tenían la fuerza de lo directamente vivido, y eso era contagioso, muy contagioso. En su dulzura emocionada de viejo sabio estaba la verdad. Le interesaba que la Naturaleza fuera defendida por el bien común y era uno de esos escasísimos hombres que, como Félix, crean vocaciones. Era querido y admirado ¡y lo seguirá siendo!

En Ibérica 2000 hemos tenido contacto con él a través de uno de los Encuentros Nacionales de Simpatizantes de Félix Rodríguez de la Fuente que cada año realiza la ONG El Proyecto Félix, donde no hace mucho fue Aurelio y estuvo explicando y mostrando a los presentes el campamento de Pelegrina. Allí alentó a un experto cetrero en sus prácticas públicas con un halcón sacre. Contaba con amigos en todas partes, y, como Félix, se quejaba de los "cetrerillos".

Ahora todos dicen, "pobre Aurelio", pero... ¿quien saca a la luz el dolor que pasó nuestro Aurelio...? El dolor de su vida fue su familia, y su esposa, que sufrieron sus trabajos fuera de casa, su constante vida fuera del hogar, y a quien Aurelio homenajeó dedicándoles palabras -y lágrimas- en la reciente entrega del premio "Pioneros", donde Ibérica 2000 tambien estuvo con unas representantes. El amor se demuestra en compartir no sólo lo bonito y lo festivo, y luego irse cuando se pide ayuda.

Aurelio Pérez fue también la mano derecha de Félix en "Operación baharí", la operación de asustar pájaros en los aeropuertos, pájaros que hubieran colisionado con las turbinas de los aviones. Félix confiaba totalmente en Aurelio.


Imagen de Marga Estebaranz.
* Imagen extraída de... (Enlace...)
Pero la viuda le quitó Barajas, lo despidió, lo puso en la calle, se quiso deshacer de toda la gente que Félix tenía alrededor, para que no cogieran fama.

Aurelio pidió, se humilló y rogó y ella ni se avino ni se inclinó a él. Por eso no se presentaba allí donde estuviera la familia de Félix, motivo por el que declinó ofrecimientos como el de ir a un homenaje a Félix convocado por el International Wildlife Photography, donde fue invitado... Al ser rechazado -ahora esto se puede decir y ahora ES JUSTO decirlo- dijo Aurelio que "yo quedé sin Felix, sin el hombre y la Tierra, sin Barajas, sin idea de mi porvenir -porque sólo sabia de esas cosas de animales- y en la calle".

Aurelio, soriano de nacimiento, siempre estuvo ligado a la vida natural desde niño, y decía a su manera que "no entiendo esa extraña preferencia del humano por el humano entendido como ser superior, cuando todos somos comunidad o -si no somos comunidad-, no somos, y un mundo sin fauna y sin Naturaleza NO ES UN MUNDO HUMANO".

Se libró de ir a Alaska con El hombre y la Tierra, donde quizá hubiera caído con Félix, gracias a una pequeña desaveniencia a raiz de la filmación de un martín pescador. Era muy trabajador, Félix estaba encantado con él, siempre estuvo rodeado de animales, y tubo uno de sus primeros bautismos en la vida natural acompañando a los pastores trashumantes, y hasta sufrió ataques de lobos, a los que quería.

Dicen que cuando muere alguien, muere una bilioteca entera.
¡Qué biblioteca la de Aurelio!


Te recordaremos siempre.


¡Pero lo más importante es HACER COMO TU!... Respecto a hacer lo que tú, querido Aurelio, y citando a tu amigo y maestro Felix: "¿cuando se enterarán los hombres...?".

Sirva este homenaje, a todos esos seres humanos sencillos que no son reconocidos oficialmente por esta incosciente humanidad, que con su obra y gran dedicación ejemplar, nos dieron una gran muestra de coraje y constancia humilde, a los que tomamos el relevo por la conservación y protección de la Naturaleza, ante los grandes depredadores de nuestro tiermpo.
Desde el equipo de Ibérica 2000, promocionaremos su legado.


Más información, que podéis encontrar en Internet:

* Enlaces a numerosos artículos alojados en Ibérica 2000, relacionados con el Dr. Félix Rodríguez de la Fuente... (Recopilación de una obra universal que se nos fué legada...)

* Detalles sobre los que trabajaron con Félix... (Enlaces...)

* Homenaje a Aurelio Pérez... (Desde Asturias...)
* Homenaje a Aurelio Pérez, en el Blog del Proyecto Félix...
* Fallece la “mano derecha” de Félix Rodríguez de la Fuente...
* Aurelio Pérez, naturalista de "El hombre y la Tierra"...


* El Proyecto Félix Rodríguez de la Fuente... (Enlaces...)
* La Federación de Asociaciones de Félix Rodríguez de la Fuente...

Insertado por: Redac.Ibérica2000 (04/04/2008)
Fuente/Autor: Alfonso Barreiro Lloids. Desde Onteniente.
 

          


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Desde hoy el espíritu de Aurelio Pérez se mueve libre por los campos que tanto amó. Quizás vague junto a esos lobos compañeros de batalla, quizás vuele sobre los hombros de un águila o de un halcón. Aurelio nos ha dejado físicamente pero siempre nos acompañará con su legado (Aún no reconocido suficientemente). En los últimos años tuve la suerte de compartir horas de campo y de tertulia con él y conocí un poco más a la persona. Al principio era Aurelio Pérez, el personaje, después se convirtió en Aurelio el compañero y finalmente pasó a ser un amigo. Aurelio resultaba cercano, su experiencia, sus años y su popularidad no le impedían vivir con sencillez y mostrarse generoso con los demás. Su vitalidad, locuacidad y un ácido sentido del humor cautivaban a la gente que atendíamos con admiración sus comentarios. Para mi fue especialmente significativo su entusiasmo hasta el último momento por seguir haciendo cosas, una persona sorprendente que después de haber vivido tantas experiencias relevantes como las que él vivió, seguía entusiasmándose y sorprendiéndose en cada salida al campo. Un hombre capaz de doblegar la voluntad de un águila real, de un lobo o de un lince, pero también de seguir disfrutando con el pulso de las estaciones, con el ciclo infinito de la vida, una y otra vez. Un filósofo del campo dicho con el mayor de mis respetos. Esta fotocomposición está elaborada a partir de seis fotografías y fue realizada por encargo del propio Aurelio, para ilustrar un capítulo de la segunda edición de su libro autobiográfico titulado “Aurelio Pérez, el Naturalista”. Me ha parecido una imagen apropiada para homenajear su figura y su persona, deseo que así se entienda.
Autor: Luis Miguel Ruiz Gordón
Extraido de Fotonatura.org
Nombre: Carmela Bertó  (05/04/2008) E-mail: Valencia
 
* Fallece la “mano derecha” de Félix Rodríguez de la Fuente
Si les digo que ha fallecido el naturalista soriano Aurelio Pérez seguro que su nombre no les dice nada. Pero si les recuerdo a los menos jóvenes que era “mi querido Aurelio”, el siempre leal ayudante de Félix Rodríguez de la Fuente en sus inolvidables documentales, seguro que saben a quién me refiero. Y lamentarán como lo hago yo ahora su pérdida. Porque con su fallecimiento se nos va el que fuera “mano derecha” del gran divulgador medioambiental. El entrenador de águilas, lobos y ginetas, a quienes transformó en soberbios actores, especialmente adiestrados para remover nuestras adormiladas conciencias y convertir en especies en peligro de extinción lo que hasta entonces tan sólo eran consideradas dañinas alimañas.
Otra actriz famosa surgida de su particular academia fue la popular “milana bonita” de Los Santos Inocentes, la versión en el cine dirigida por Mario Camus de la novela de Miguel Delibes.
Aurelio era un pajarero como los de antes, amante de las aves, curioso, observador, inquieto, hábil, perseverante. No le llegué a conocer, pero me lo imagino como tantos de esos niños de pueblo enamorados de los animales, buscando nidos, criando pollos, abriendo mucho los ojos ante el vuelo majestuoso de las rapaces.
Hoy son otros tiempos, tenemos otros problemas, otras necesidades y otras ideas. Pero nada de lo conseguido en los últimos 50 años en cuanto a protección de la Naturaleza sería posible si no es por el trabajo de personas como Félix y Aurelio. Muchas gracias a los dos. Ahora por fin podréis volver a volar los halcones juntos.
Publicado en:
http(-)://blogs.20minutos.es/cronicaverde/post/2008/04/03/fallece-aumano-derecha-a-faolix-rodraaguez-la-fuente
Nombre: Pamela Amaya  (05/04/2008) E-mail: Madrid
 
QUERIDO AURELIO PEREZ NO TE VAS ,ESTAS ENTRE NOSOTROS AL IGUAL QUE FELIX,TE CONOCI EN TUS ULTIMOS DIAS PERO PARA MI ES COMO SI COMO SI YA TE CONOCIERA DE MUCHO TIEMPO ANTES,PUES SIENTO QUE TE QUIERO Y AÑORO TU PRESENCIA.TODOS TE QUEREMOS.
TE RECORDARE SIEMPRE.
MUCHISIMOS BESOS PARA AURELIO.
Nombre: MANOLI  (08/04/2008) E-mail: DRUIDALOCA
 
Publicado en el Mundo.es
jueves 03/04/2008. Por: ALFREDO MERINO. MADRID.
Fue una tarde como las de Pelegrina. O las más cercanas de Peralejos. Habíamos quedado en Los Santos de la Humosa, en la finca donde Ricardo Peralta guarda sus animales después del cierre de su zoo de San Fernando de Henares. El día anterior habías presentado tus memorias. «¡Por fin!», me dijiste, y estoy seguro de que sabías que te estabas muriendo. Iba a decir que tal vez fue tu última entrevista, pero aquello fue bastante más. Como siempre que hemos hablado. «Esto no es del sol» me contestaste cuando te señalé que también tú estabas muy moreno. En efecto, daba miedo mirarte. El amarillo de tu piel y de tus ojos, me lo dijo todo. A ti te lo decía el espejo todos los días. Ahora, recién venido de la Antártida, me encuentro con la que ha sido la única mala noticia tuya que he recibido. El mundo conoció a Aurelio Pérez en un tiempo en que España se desperezaba de la posguerra. A pesar de sus escasas apariciones, su imagen severa y tranquila se hizo con un hueco en los documentales televisivos de Rodríguez de la Fuente. Y lograrlo ante semejantes protagonistas: Félix, el lobo y demás hermanos de El hombre y la Tierra, advierte de su personalidad. Su conocimiento del mundo natural y del comportamiento de los animales, unido a una singular capacidad de inventiva, le convirtieron en la mano derecha del afamado naturalista. Gracias a Aurelio se solventaron las más difíciles escenas de la mítica serie, aclamada como el mejor programa de la historia de la televisión española. Sin él, sencillamente, no se hubieran podido filmar. Aquella tarde en Los Santos de la Humosa, tuvimos tiempo para recordar algunas de ellas y otras situaciones menos conocidas. Anécdotas del campamento de Pelegrina, con los halcones de Barajas o las expediciones a los cortados del Henares con Félix y Marcele. Cuando en esos cantiles anidaban los halcones y allí iban, para descolgarse de una manera tan inconsciente como rupestre, a la búsqueda de protagonistas y escenarios para la serie. No quisimos hablar de la llamativa ausencia de la familia de Rodríguez de la Fuente en la presentación de su libro. No hizo falta, los presentes supimos que la impensable falta le había dolido. Son estas memorias un excelente retrato de lo que fueron aquellos momentos que están considerados el despertar de España al sentimiento ecologista. Una mirada entre bambalinas a la serie más afamada de Televisión Española sin desperdicios. Desde los inicios de la colaboración de Pérez, hasta el final de su relación con Rodríguez de la Fuente. También los azarosos años que siguieron, con la puesta en marcha de los centros de naturaleza Cañada Real y Riopar. Aunque yo me quedo con la parte primera del libro. Aquella en la que, con la sabiduría del terruño, relata su infancia y juventud. Humilde retrato del tiempo tremendista que le tocó vivir a un hombre que, de no haber sido lo que fue, habría acabado de alimañero o furtivo. Pastor a los 11 años, emigrante en su juventud en busca de trabajo, la casualidad le alió a Rodríguez de la Fuente. «Aquello fue una suerte inmensa; poder estar haciendo lo que quería, trabajando con mis animales y, encima, cobrar bien por ello, fue un regalo del cielo», repitió aquella tarde. También habló de sus proyectos. «Ahora trabajo para unos documentales sobre el desmán. Es un bicho que me emociona y del que todavía tenemos que aprender mucho». Lo decía él, que de continuo nos recordaba: «No pertenezco sólo a la raza humana sino a la totalidad de las criaturas vivientes».
Extraído íntegramente de:
http(-)://elmundodeporte.elmundo.es/elmundo/2008/04/03/obituarios/1207236723.html
Nombre: Susana Pelaez  (09/04/2008) E-mail: Desde Madrid
 
* El libro aún no se ha reeditado, y no está en las librerias. Se agotaron los 1000 libros que publicaron como homenaje y no se sabe aún de su salida a la luz. Ya os avisaremos. Os recomiendo esta obra a todos los que seguistéis de niños las series de TV, donde Aurelio se confiesa y nos muestra la parte más humana de aquel esfuerzo, la versión real que no salia en la TV, la parte más responsable de sacrificio en todos los sentidos, de un hombre que formó parte de un sueño, el de Félix. Pero que lo respaldo humildemente con todo su ser para que fuese realidad y poderlo entregar como herencia a todos los que amamos la riqueza salvaje de la Península Ibérica y la defendemos con todo el coraje de los incombustibles. ¡No os lo perdáis! Manteneros informados... Un abrazo a todos y seguid difundiendo estas obras. La vida no hizo justicia a un hombre de esta calidad, pero muchísimos nietos que el no conoció lo recordaremos eternamente y le estaremos agradecidos.
Nombre: Marisa Galiana  (22/06/2008) E-mail: Madrid
 
Mi querido Aurelio, gracias por todo lo que me has enseñado, gracias por lo que has hecho por la educación ambiental y por nuestro planeta.
¡Vuela alto compañero!
Nombre: Cristina Prieto  (11/12/2008) E-mail: Barcelona
 
* Aurelio Pérez: La talla de un hombre.
Pequeño gran hombre da título a una película en que Dustin Hoffman protagoniza a un indio piel roja arraigado a la Tierra y sus ciclos.
El día que saludé a Aurelio me impresionó la claridad y viveza de su mirada, en su firme apretón de manos acompañado de unas palabras de encomio que, en un instante, evocaron la talla de un maestro, de un amigo.
Solía decir Aurelio Pérez que Rodríguez de la Fuente era un maestro de maestros, pero la maestría no se puede reconocer -y Aurelio fue sincero- si no se es un poco, también, maestro. Dominio de la profesión y sinceridad son dos rasgos que quiero destacar de este pequeño gran hombre que llegó a las alturas de nuestro corazón, escalándolas sin esfuerzo ni pretensión, por la simple fuerza de su personalidad campestre. Tres meses antes de írsenos me decía en una entrevista que él nunca buscó la fama -¡cuantos se maltratan por alcanzarla excluyendo a los demás!-, y que "si me la dais es porque vosotros lo habéis querido". Con frases así, lanzadas con una mezcla de vigor de la llaneza que da la verdad, y con su mirada directa de escrutador de halcones, de cielos y de águilas, se metía en el bolsillo a la gente, rindiéndola de admiración con su castellano de Soria, austero y mezclado de reciedumbre y cariño.
¡Qué grande es Aurelio! -decíamos y creo que coincidimos todos-; y sin embargo, le saludabas y tenía el aire tranquilo de un sencillo trabajador, y del servidor, cualidad esta poco frecuente, en un mundo en que cada uno barre para si, y se irroga la potestad de saber sin haber llegado. Nutrias, lobos, azores y toda clase de animales fueron compañeros de por vida del gran Aurelio, un hombre que no supo vivir sin los animales ni los páramos, a quien un mundo sin Naturaleza le parecía absurdo e injusto, lo mismo que tuvo que sufrir la cruel deshumanización que comporta la presente des-animalización, y soportó la destrucción sistemática de lo natural.
Palpador de ciclos naturales, buceador del siquismo animal -tal vez por ello su mirada humana se hizo tan penetrante y sentí que hurgaba mi interior aprobándolo al saludarme-, de algún modo indio piel roja eternamente agradecido por su vida de arraigo a la tierra, nos quedamos huérfanos a su muerte y un poco deambulantes. Pero cada vez que le recordemos, nos llegará su emocionante presencia, nutriéndonos invisiblemente con su ejemplo. La obra de su vida da fuerza a nuestro quehacer ecológico.
¿Volverá Aurelio? Una vez, en unas jornadas cetreras, se fue el gerifalte de un discípulo suyo, cansado de los interminables tornos ante la audiencia. Se perdió en el horizonte, y, como quiera que el gentío debía irse a escuchar una conferencia que iba a dar un servidor, los cetreros andaban preocupados. "No os preocupéis –les dice Aurelio-, en menos de una hora lo tendréis con vosotros", y así fue, lo mismo que ocurrió poco después, cuando, al dar aquella charla, hacia el final me interrumpe, y me dice con discreta humildad pero no oculto entusiasmo: ¿puedo añadir unas cosas a lo que has dicho sobre Félix?, y con un aire muy sencillo, empleando un tono ligeramente profesoril, como quien se dirige a unos adultos que no se han hecho suficientes preguntas, lanza una sesión de cuestionamientos sobre como tratamos la Naturaleza, cuestionándose él y cuestionándonos a nosotros.
Qué llaneza en sus palabras. Tenían la fuerza que da lo directamente vivido, y la verdad del que sabe que no sabe pero quiere saber, y, sabiendo que no sabe, ya sabe. ¡Y que íntima complacencia en sus aprecios!: nos hizo vibrar contagiados cuando en el campamento de Pelegrina nos dijo: “¡este es el árbol de la Vida, miradlo bien!”, y parecía un secreto que por fin debía saberse. Así lo había bautizado, el Árbol de la vida. Por qué, nunca lo supe, pero era viejo, muy viejo, muy grueso y muy sabio.
A Aurelio le extrañaba y le molestaba lo injusto del maltrato a la Naturaleza, pero lo soportó sin dar manotazos en el aire. Muchas cosas soportó. Me parecía como un niño sabio: conocedor y un punto ingenuo a la vez. Sabio por curtido, por experimentado, pues le cincelaron mil batallas y portó la síntesis de todas ellas; y deliciosamente ingenuo por una candorosa renuencia a ver los matices de ciertas creencias “incuestionables”, y también por su emoción de contemplador que sigue admirado de la bellezas, que, mirando de frente los enigmas, no ha alterado su curiosidad pura. Tal vez por eso conservó la mirada limpia de los animales que amó, de la fauna que nunca dejó de enseñarle. Estoy seguro de que vino a enseñarnos la pulcritud de los animales, la escuela de la Naturaleza. ¡Cuanta necesidad hay de ella, y cuan pocos la han aprendido, mientras la sociedad rinde culto a cosas que no sirven! Aurelio sí supo encontrar la esencia.
Así veo a Aurelio Pérez, un hombre llano y emocionado, recio, afectuoso y con un fondo melancólico, que se hacía amigo tuyo al instante. Un hombre que mostraba sincera curiosiad por tu opinión en el diálogo. Un maestro que volverá mientras le recordemos, cada vez que le tengamos presente, y cuantas veces hagamos un gesto por vivir y defender la Naturaleza. Porque, en cada halcón, en cada cielo, en los ojos vivos del azor y profundos del águila, en los lobos, en las ginetas, está detrás Aurelio indicándonos que ese es el camino a seguir: el de la ilusión -¿que digo?-: ¡el de la pasión incuestionable!; ese deseo invencible que rompe todas las barreras y los contratiempos, los del desánimo por soportar una sociedad que no ama la naturaleza. Hasta siempre, Amigo de la vida en una expresión pura y sincera. Nos has ayudado a que el defallecimiento no haga mella en nosotros.
Miguel Pou Vázquez. Escritor naturalista.
Telf. 934 204 404 - Barcelona.
Nombre: Pamela Amaya  (16/03/2009) E-mail: relaciones@iberica2000.org
 
Excelente artículo para despedir a un gran hombre ejemplo del amor a la naturaleza y sus habitantes. Que su obra, así como la de su antecesor Félix Rodríguez no queden en el vacio, no será así, pero son tiempos díficiles para los animales debido a la crueldad y ambición sin escrúpulos de los humanos, quienes le sigan tienen ya trazado un inolvidable camino, que esa senda lleve al respeto y a la libertad de las especies...
Nombre: carmen  (18/04/2009) E-mail: karmefarre@msn.com
 
ESPERANDO NUEVA REIDICION DEL LIBRO DE AURÉLIO :-D
Nombre: Abel Carvalho  (05/11/2019) E-mail: abel.carvalho@ua.pt
 

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