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¿Por qué fracasan las campañas de sensibilización ambiental?

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LA OCULTACIÓN SISTEMÁTICA DE TODO TIPO DE ESTUDIOS CIENTÍFICOS...
Las campañas sobre sensibilización ambiental fracasan en gran medida debido a la acción coercitiva de determinadas industrias transnacionales y gobiernos. Planteamos el inicio de una serie de artículos que profundizan en estas cuestiones, desde una perspectiva científica.


Durante los últimos veinticinco años la preocupación por el deterioro del medio ambiente ha ido en aumento; sin embargo, no así el progresivo desastre ecológico, que en algunos aspectos presenta tintes dramáticos.





Vengo estudiando y trabajando en la problemática ecológica desde la década de 1.970, cuando aún en España hablar de protección de la naturaleza era poco menos que “ciencia ficción”.

Aún recuerdo las batallas sin fin que unos pocos emprendíamos contra la política forestal del famoso ICONA (Instituto para la Conservación de la Naturaleza), o los enfrentamientos casi diarios para la protección de la fauna.


Imagen de Ibérica 2000. Sierra de Leire. Navarra Abril 2007.

En aquellos años se fraguó el incipiente movimiento ecologista, merced a la crisis del petróleo y sus consecuencias, y a diversas iniciativas protagonizadas por instituciones como Naciones Unidas y científicos independientes que con su denuncia pública lograron introducir conceptos como “deterioro ambiental”, “crisis ecológica” y otros.

Resulta ocioso en este momento presentar un resumen de esta lucha por la defensa del medio ambiente, puesto que ha sido magníficamente documentada y divulgada. Doy por hecho que las personas que lean este artículo están al tanto de dichos trabajos.

Conviene, por tanto, centrarse en lo que bajo mi punto de vista considero como un estrepitoso fracaso ecologista: la lucha por la conservación de nuestra biosfera acumula más derrotas que victorias. Y lo que es peor, el futuro sólo puede ser contemplado con un elevado grado de incertidumbre, a pesar de los intentos de muchos científicos, e incluso de algunos políticos, por intentar cambiar las cosas.

Los ciudadanos tenemos en este tiempo presente más información que nunca sobre numerosos temas, uno de ellos el medioambiental: documentales en televisión, noticias en prensa, radio, internet, espacios informativos dedicados íntegramente a informar sobre los problemas de la naturaleza, suplementos periodísticos, etcétera.

A la par, los planes de estudio recogen estos problemas y son estudiados, o cuando menos presentados, en los ciclos formativos obligatorios de enseñanza primaria y secundaria.

En último lugar, se ha articulado y puesta en marcha toda una legislación preventiva y penal que tipifica el “delito ecológico”, con la creación de unidades policiales como el SEPRONA de la Guardia Civil en España, especializada en la prevención y persecución de este tipo de delitos.

Por tanto, podemos deducir, la información está ahí, al alcance de cualquiera, al menos en los países desarrollados. Todos tenemos un conocimiento elemental de lo que está pasando en el planeta. Pero las cosas no mejoran.






Por poner algunos ejemplos:

- La superficie forestal se está reduciendo a un ritmo creciente, inclusive aplicando políticas de forestación masiva.

- Muchas especies animales están al borde de la extinción, bien por un efecto directo de determinadas actividades humanas (caza furtiva, cebos envenenados, turismo masificado a enclaves ecológicos, etc.), bien por efectos indirectos (crecimiento urbanístico, vertederos incontrolados, infraestructuras que destrozan los ecosistemas, contaminación, etc.)

- Las aguas de ríos y mares pierden calidad año tras año. Los vertidos sin depurar ilegales, la sobreexplotación de acuíferos, los vertidos legales pero gravemente tóxicos, el uso casi indiscriminado de las zonas costeras para potenciar la industria turística, y otros muchos problemas, la mala gestión del agua, que en España se agudiza por los períodos de sequía, cada vez más prolongados y un largo etcétera de problemas que afectan a la calidad del agua.

- La obtención de energía, y no sólo ya mediante la industria nuclear, sino las instalaciones eólicas, con el inconveniente para la fauna y el paisaje.

- El crecimiento incontrolado de las ciudades, basado en una especulación urbanística del suelo sumamente corrupta, donde lo que importa es el negocio inmediato.

- La contaminación de la atmósfera y del aire que respiramos.

- La contaminación invisible que representan las radiaciones electromagnéticas de telefonía celular, radiofrecuencias, antenas repetidoras, etc.

- Los aditivos alimentarios, muchos de ellos con potenciales efectos cancerígenos y también adictivos.

- La introducción de nuevos hábitos alimentarios y de consumo compulsivo, que representan una merma en la salud de las personas y la emergencia de nuevas enfermedades.

En fin, la lista podría ser casi interminable.

Ante este panorama, resulta justificado preguntarse por la eficacia de las campañas de sensibilización ambiental, sean llevadas a cabo por algunas instituciones públicas o por ONGs y organizaciones ecologistas.

¿Somos tan ciegos para no darnos cuenta del efecto de nuestras imprudencias?, ¿acaso miramos para otro lado pensado que “la naturaleza todo lo puede” y nunca habrá un colapso ambiental?, ¿o bien hay toda una serie de mecanismos hábilmente encubiertos que tienden a manipular la actividad del individuo hasta el punto de olvidarse del grave deterioro ambiental?

Personalmente, y teniendo en cuenta las investigaciones sobre psicología social y cognitiva, antropología y aprendizaje, sociología, etc., me decanto por afirmar que nuestra sociedad está conducida hacia un modelo que podemos denominar “crítica ciudadana de baja intensidad” (CCBI).

Esto es, los ciudadanos conocemos el impacto de nuestras actividades, podemos inclusive criticar determinadas políticas, protestar ante desastres ecológicos de gran magnitud, firmar manifiestos y otras proclamas; pero poco después, continuamos con los mismos estilos de vida, que implican numerosos abusos del entorno y olvidamos los sistemas de producción altamente destructores que garantizan nuestro supuesto bienestar. Es más, adquirimos potentes coches, participamos del turismo de masas, nos alimentamos con preparados alimenticios que no requieren elaboración, nos lanzamos a una carrera por ganar tiempo al tiempo, creyendo que así prosperaremos más,…

Pocas veces se racionaliza la CCBI, por el gran poder manipulador de los medios de comunicación y de las grandes corporaciones industriales transnacionales.

El ciudadano corriente busca, ante todo, el bienestar personal, traducido en un mayor poder adquisitivo, más tiempo para el ocio y para el consumo.

De forma paralela, los expertos en mensajes publicitarios utilizan todos los hallazgos neurocientíficos para ejercer coerción mediante la publicidad. Es un complejo mecanismo cognitivo que acarrea la modificación del pensamiento y, por consiguiente, de los comportamientos.

Unido a ello, la ocultación sistemática de todo tipo de estudios científicos, especialmente en los campos de la epidemiología ambiental, la física de altas energías, la virología e ingeniería genética, con la creación de registros y laboratorios blindados donde sólo unos pocos investigadores pueden tener acceso, y bajo estrictos controles, muchas veces en manos militares, y cuyos experimentos y resultados siempre son, cuando menos discretos y pocas veces publicados en revistas u otros medios de comunicación.






Ante tales hechos, no es raro que las campañas de sensibilización fracasen. Pero el asunto no es tan sencillo de explicar. Por dicho motivo, expondré en sucesivas colaboraciones los resultados científicos de distintas investigaciones que estamos realizando, con la finalidad de ofrecer algo de luz a este complejo problema y la esperanza de hallar la forma de involucrar al mayor número de personas en el intento de frenar para siempre la destrucción de nuestro planeta.
esojavan@gmail.com

Insertado por: José Luis (16/04/2007)
Fuente/Autor: J. L. Nava
 

          


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Comentarios

cierto del todo cierto es tu aseveracion de que la falta de calado del mensaje ecologista es en parte culpa del propio movimiento, y mia como persona, tod@s tenemos una parte personal......lo de ccbi es un planteamiento exquisito como propuesta de trabajo...te felicito..salud
Nombre: juan antonio  (17/04/2007) E-mail: garcesvericat@hotmail.com
 
Excelente, contiene apreciaciones muy acertadas. Creo que mientras los intereses economicos primen sobre los sociales y ambientales va a ser dificil que se renuncie a ese estilo de vida al que mucha gente esta acostumbrada y que ignora las necesidades de la mayoría de la población que habita este planeta, definitivamente la información existe solo que algunos prefieren hacerse los sordos ciegos y mudos cuando esta en juego su comodidad y prefieren no renunciar a sus lujos a los que tienen acceso gracias al "desarrollo".
Nombre: Luz María Castro  (04/05/2007) E-mail: luces_c@yahoo.es
 
El sistema necesita ser revolucionado, la historia se nutre de revoluciones para que se cumplan los ciclos de muerte y nacimiento de un nuevo orden. El sistema actualmente es profundamente poderoso, y se hace más fuerte con el paso del tiempo, haciéndonos creer que se nos está permitido el cambio através de los propios mecanismos de éste. La gente nutre al sistema y el sistema crea las necesidades de la gente, asi , solo cuando se nos venga encima una catastrofe ecologica repentina y devastadora, se asumirá la verdadera importancia del ecosistema y su salud. Al mismo tiempo, creo que la reacción venida del instinto puro de supervivencia y no de la comprensión profunda del significado y amor por la vida, no será la panacea de un verdadero cambio. Hay autores que cargan las tintas contrael progreso, contra la idea generalizada de que el progreso ess en sí mismo positivo, empiezo a considerar que puede que tengan razón y que al fin y al cabo solo una vuelta atrás, hacia lo esencial y lo espiritual, podría sacarnos de ésta...pero esto me suena, conociendo algo la psicología humana, bastante utópico.¿Estaríasis dispuestos a vivir con lo mínimo?, sin desarrollo ni siquiera sostenible...?
Nombre: JLANGUITA  (08/05/2007) E-mail: willyanco@hotmail.com
 
Entré al art. porque lo promocionaron en nuestra red. Bueno. Pero es de aclarar que el enfoque se hace desde un apasionado por la Ecología. Como ambientalista -para el desarrollo sostenido...del hombre, por supuesto- y con algunos conocimientos científicos-técnicos de los males que aquejan el ambiente, no puedo menos que coincidir con el planteo. Pero la falta de calado resulta de la carencia relativa de fundamento científico indiscutible,convicción y convencimiento con rigor de ciencias exactas.Y no es reprochable. Ocurre que le ponen filosofía y humanismo -esencia humana- al tema ambiental. En esto no hay exactitud, que cada hombre es un ecólogo a su manera...y todos de distintas escuelas.
El reproche de los ambientalistas es contra los mercenarios científicos que sirven a los poderosos del Mundo. Los que tresgiversan la verdad científica para posibilitar la continuidad de los DELITOS AMBIENTALES.
Particularmente trabajo desde años tratando de demostrar la verdadera estafa científica y ambiental que acordó con la ciencia y la Justicia, la producción de Aluminio Primario por el proceso Hall-Heroult. Flúor para exterminar el Planeta. Fluoruros para envenenar el Ecosistema, Fluorocarbones para destruir el Ozono estratosférico y cambiar el Clima.
Adelante. Aunque por caminos distintos, tenemos las mismas metas. Y las mismas sospechas.
Nombre: Carlos Moreno  (10/05/2007) E-mail: davicomore@arnet.com.ar
 

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