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La religión (del latín religare), el sentimiento religioso en la sociedad occidental (y más en donde como España lo tuvo en buena parte a la fuerza), después de tanta patraña, ha retrocedido casi bruscamente. El materialismo más extremo, contra el que decía luchar la vieja religión me temo ya vencida, se ha instalado en una parte de los espíritus. Debilitado ese sentimiento religioso falseadamente cristiano, la religión del dios petróleo ha ocupado su lugar.

El universo neocons, compartido al pie de la letra por sus correligionarios de aquí, no tiene alma. Ved cómo razonan todos ellos, allá y acá, resecos, inexpresivos, autómatas, en argumentos circulares; cómo, con la enferma flema del cínico, no expresan más que una obsesión malamente solapada. Cómo repiten las mismas frases, las mismas palabras, pocas, colocadas en cada frase en un lugar diferente sintáctico. La misma palabra que en una frase es sustantivo, en la siguiente es adjetivo, el adjetivo pasa en la siguiente a ser adverbio, el adverbio, luego a verbo. Su vocabulario es oclusivo: “libertad”, “dictador”, “responsabilidad”, “responsable”, “irresponsabilidad”, “irresponsable”, “inadmisible”, “terrorismo”, “firmeza”, “inflexibilidad”, “no dialogar, no negociar” (con terroristas pero sí con golpistas), pero sobre todo “convicción” y “conciencia tranquila”... son algunos de los vocablos que enlazan una frase con la siguiente. Siempre lo mismo para defenderse y atacar al mismo tiempo, esperando minar con su obsesión al adversario.

Como antes Dios, fe, amor de Dios, fe, Dios otra vez... no salen de ahí. No pueden salir. Si salen, está perdido su pobrísimo y planísimo discurso...

Diríase que son seres abducidos. El pueblo americano tiene en su disculpa que al menos "no sabe de la misa la mitad". Le hacen opacas las campañas y los muertos. Además de que se ha dejado lavar el cerebro porque le conviene, sus dirigentes se lo presentan todo con ocultamiento sistemático. Pero aquí... Aquí los neocons hispanos han visto de todo, lo saben todo, y sin embargo tienen justificaciones para todo, para las atrocidades y las torturas, para la ocupación, la mentira y la infamia. Explican todo lo que hay de perversión en estas acciones neoconquistadoras como si los valores humanos se hubieran invertido irreversiblemente, para siempre: el poder, el dinero, el petróleo... antes que cualquiera otra emoción, otro sentimiento, otro ideal. ¿El escudo?: terrorismo, dictadores y dictaduras si tienen petróleo, la payasada idea de un bin laden que lo usan como un deus ex machina, democracia, libertad... Toda tropelía, toda abyección ya es lícita: Guantánamo, Abu Graib, lo que sea, si es para su bien y el de su religión. Un día fue “Todo por la patria”. Hoy “Todo por el crudo”.

Este es el prototipo del militante religioso, "convencido", neocons. Con la misma fe que quizá tuvieron sus padres o ellos mismos en la “otra” religión, ahora renegados en secreto de otras iglesias y creencias, decepcionados y vividores, su antigua o heredada fe la han desplazado a la nueva religión, a la nueva secta. Es, según ella, lícito matar: lo merecen los muertos, sean mujeres, niños, ancianos o soldados. Es lícito... para seguir viviendo del petróleo ajeno. A eso además llaman firmes "convicciones". De ahí su estrecho parentesco espiritual con conferencias episcopales y meapilas, con cardenales y obispos, con obscenos y lobotomiados, con alcohólicos y ex alcohólicos, con psicópatas y esquizofrénicos...

La religión neocons alcanzó también antes que a la política, al periodismo. Había que preparar el terreno. Ya sabían lo que tenían que hacer los ensayistas mediáticos: Robert Kagan, los Kristol (padre e hijo), Fred Barnes, los dos Kaplan, Lawrence y Robert, Max Boot, Franck Gaffney Arnaud de Borchgrave, Morton Kondracke, Norman Podhoret, Charles Krauthammer- son las tropas de choque que movilizan y acompañan las operaciones de impacto inmediato. Las dos Cartas a la opinión pública corresponden a esta categoría. La primera, la Carta de América, promovida por el Institute of American Values, firmada por 64 intelectuales norteamericanos y mundialmente difundida, justifica la guerra en Afganistán basándose en los principios de la guerra justa, y en ella asume un papel destacado Michael Walzer; la segunda Preemption, Irak, and Just War, del 14 de noviembre de 2002, intenta hacer lo mismo con la invasión de Irak, apoyándose en la doctrina de la guerra preventiva. Ambas operaciones tienen como único objetivo justificar la dominación mundial de Estados Unidos. Los predicadores de la Christian Coalition -Billy Graham, Pat Robertson y Jerry Vines- es un fervoroso defensor del Integrismo político. Irving Kristol, uno de los padres fundadores de los neocons, con su libro Neoconservadurismo... ¡He aquí a sus sumos sacerdotes!

No sé si los gobiernos que no están en el seno de esa religión, ni con sus feligreses, serán capaces de contenerlos. Pero sepa el mundo árabe y también el islámico que, por lo menos la mitad de la población occidental que no ha perdido la cabeza está con él y su dolor y ofrecerá la resistencia pacífica imprescindible para que el mundo vuelva algún a sus cauces...

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