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El SÍ a la Constitución europea no es para apoyar al "Capital"

(1981)

ESTO NO ES UNA SOFLAMA PERO TAMPOCO ES PARA FORRARNOS...
Sin la vitola de “intelectuales” ni la rimbombancia del “manifiesto” firmado por 200 que se oponen al proyecto de Constitución Europea, hoy se relacionan en una página de El País más de doscientos “sobresalientes” españoles de distintas Comunidades Autónomas que dan su apoyo a la misma Constitución...



Frente a la batería de argumentos para el NO, todos relacionados con el texto propiamente dicho y que me parecen válidos y muy razonables, los que estamos a favor del SÍ sólo contamos con uno: el espíritu que anida en dicho Proyecto político. El NO está basado en un examen minucioso, casi con lupa, de la redacción literal. Y esto es justamente lo que nos negamos a hacer nosotros, los que nos fijamos más en el gran paso que va a darse de una dimensión a otra que a los contenidos constitucionalistas, siempre por lo demás vacíos en la práctica como sabemos muy bien si no contamos con exégetas de ellos prudentes y voluntariosos...

Los hitos de la Historia nunca han ido precedidos de grandes conferencias y debates de los que haya salido algo sustancial. Por supuesto ni los golpes de Estado ni las Declaraciones de guerra, pero tampoco las Cartas fundacionales, constitucionales. El texto en sí tiene menos importancia que el talante de quienes van a interpretarlo y manejarlo. (Ya vimos de qué manera abyecta alguien se saltó la Constitución comprometiendo al país en una guerra que el 91% de la población no quería... Si el espíritu del “transguesor” hubiera sido otro, no habría llegado a ese extremo con triquiñuelas leguleyas del peor estilo) Y por otro lado, mil veces que se sometiese, con sucesivas correcciones, el mismo texto a mil personas listas, despejadas, lúcidas, mil veces sería rechazado. Nunca las dejará ni medianamente satisfechas. Las Constituciones suelen aprobarse “deprisa y corriendo” y “contra viento y marea” por otros tan lúcidos y tan listos como los que se oponen a ella y que además detentan el poder. Sin embargo su aprobación con fórceps o incluso su falseamiento de mayorías, siempre representa para el futuro algo o mucho...

La Carta Magna de 1215 en la Gran Bretaña suponía el sometimiento de la realeza al pueblo con la mediación decisiva de la nobleza. Era un salto cualitativo para el que Francia hubo de esperar más de cinco siglos. La Constitución de Virginia, en 1787, consagraba las libertades cívicas del pueblo estadounidense; lo mismo que dos años después la Francesa, en 1789, también la consagraba en unión de la igualdad (que por cierto ha quedado en agua de borrajas y vilipendiada), que sentenciaba que la “soberanía reside en el pueblo”. La española de Cádiz de 1812, seguía los pasos de la anterior. Y la española de 1978, vigente, permitía la transición de la dictadura a la democracia por falsa y falseada que sean ésta y todas las democracias. Y no se crea que todas contaron con el entusiasmo unánime de los constituyentes, ni mucho menos. Y ya se ve qué pocas ganas hay de modificar la actual española para que los pueblos de España y la mayor independencia de quienes la piden, la reclaman o la exigen tengan cabida...

Todo es igual. No nos vamos a quitar de encima el aplastamiento del sistema de mercado: ni con Constitución Europea ni sin ella. La suerte está echada. Para eso tendríamos que ir pensando otra vez en las barricadas y en la toma armada de las instituciones y de los palacios de invierno y de verano... No por aprobar la Constitución que se nos ofrece va a dejar de dominar el capital, el capitalismo y los intereses más nauseabundos. Pero tampoco creo que sin ella las cosas vayan a cambiar, ni aquí, ni allí. Nos pedís –los que estáis por el NO- argumentos y nos dáis mil razones contundentes de vuestra postura, pero no se os ve la más mínima disposición, ni siquiera por un momento, para cambiar de dioptrías para ver las cosas desde la nuestra. Nosotros os preguntamos simplemente si creéis que no aprobando la Constitución europea van a mejorar las cosas en este país, en España. Porque esa es la pregunta del millón... Y el no aprobarla ahora tampoco significará que se vuelva a ofrecer otra oportunidad que habremos perdido. Seguro... Cerrarán filas los países que son el mascaron de proa y en paz...

Tened por seguro que si así lo creyésemos, no la aprobaríamos. Pero creemos que el espacio de maniobra para la izquierda, para el pueblo, para los pueblos... será mucho mayor dentro de estructuras más amplias donde inevitablemente bulle un promedio de otro espíritu a su vez también más amplio, más liberal y más “racional” frente, justo y paradójicamente, al capital, frente al neofascismo europeo y al neoliberalismo norteamericano. Si no fuese así, las cosas, tal como están, funcionan mucho mejor para “ellos”, los capitalistas, con el inmovilismo que unos pocos disfrutan y la mayoría padecemos. Es proverbial el decir que se van a cambiar las cosas para que todo siga igual. Pero aquí, en este Proyecto, hay una excepción. Si no latiera en él un propósito de real unificación política para formar un macroestado más fuerte al servicio de todas las naciones y de todos los pueblos que las configuran, no ofrecerían esta oportunidad de mayor cohesión política sabiendo que eso significará un instrumento de mayor participación ciudadana y mayores plataformas reivindicativas frente a sus privilegios; es decir será un factor de mayor debilidad moral para los capitalistas. Creo que en este caso, la aprobación significará el triunfo del poder político sobre el poder económico. Los frentes que se abrirán contra éste serán mucho más activos y potencialmente eficaces.

Para los que decimos SÍ, la cuestión está en hacer la matriochka más grande, la primera piedra para la conformación de un futuro Estado Federal del continente.

Para la revisión y pulimiento del texto, siempre habrá tiempo una vez aprobado el proyecto principal de unificación política de la EU.

Insertado por: Jaime Richart (28/11/2004)
Fuente/Autor: Jaime Richart
 

          


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